Francia es el país donde han surgido la mayoría de los principales
ritos masónicos, por lo que podríamos hablar de que, en realidad,
todos ellos son ritos franceses.
El Rito Francés, rito utilizado por la mayoría de las Logias del
Gran Oriente de Francia y por todas ellas en el momento de su
creación, ha sabido conservar, en los aspectos fundamentales, los
usos originales introducidos por los fundadores de la Francmasonería
en el continente a principios del Siglo XVIII y desarrollar formas
específicas, coherentes y adaptadas a nuestra propia idea de la
Masonería y a sus evoluciones.
El Rito Francés es sin duda alguna el Rito más antiguo practicado
en la Europa continental. Tiene la ventaja de tomar su fuente
directamente del que se practicaba en la época de Anderson en torno
a 1723 procedente de los que se denominaron los “modernos” lo que
le confiere una legitimidad y en consecuencia una regularidad
incontestable.
Origen y evolución,
Existen en el mundo diversos sistemas masónicos, muchos de los
cuales cuentan con altos cuerpos que determinan su doctrina
particular, su organización, grados y rituales, a los que se les
denomina Ritos.
Las primeras Logias francesas se establecieron probablemente después
de 1646, casi siempre bajo el impulso de los partidarios de los
Estuardo refugiados en Saint Germain de Laye, por lo tanto con una
influencia escocesa e irlandesa. Pero los representantes de la Gran
Logia de Londres, creada en 1717, tomaron rápidamente el relevo e
impusieron sus reglas.
Parece que la masonería, en su origen, no conoció más que un
sistema de dos grados: el grado de Aprendiz aceptado y el grado de
“Compañero del oficio”.
Entre 1730 y 1740, el primer grado original se desdobla (Aprendiz,
Compañero) y el segundo grado se convierte en el tercero (Maestro),
aumentándose con la novedosa leyenda de Hiram, aparecida en los años
1720, drama que se convierte en el relato central, fundando el origen
y la unidad de la cultura masónica. Esta división, el deseo de
sacralizar el lugar de reunión y la necesidad de dar una profundidad
al Oriente, harán modificar la organización del espacio utilizado.
Después de su periodo de implantación y con las evoluciones
específicas en Francia, sobre 1740 aparecen algunas aportaciones
herméticas y de influencia caballeresca y monásticas importantes.
Esto va a traducirse, en particular, en el empleo de la espada en las
ceremonias, la evolución del modo de recepción de los neófitos y
en la llegada de nuevas palabras al argot masónico, así como por la
importancia dada al tema del evangelio de San Juan y en general a la
Biblia. En realidad, se hacen una multitud de innovaciones diarias,
generándose una enorme diversidad ritual a partir de la mitad del
siglo.
Varios hechos deben tenerse en cuenta para apreciar la unificación
ritual que el Gran Oriente de Francia va a establecer a partir de
1773, fecha de su constitución como una Obediencia de un nuevo tipo.
Todas estas etapas condujeron a constituir la Masonería tal y como
la conocemos hoy.
La fundación del Gran Oriente de Francia, en mayo de 1773, introduce
un principio de unidad y coherencia obediencial y ritual. Se puso fin
a la inamovilidad de los Venerables y se instituyó un principio de
autoridad democrático.
Serán necesarios trece años para lograrlo. La primera Comisión
(constituida por Bacon de la Chevalerie, Stroganoff y Toussaint) y
sobre todo, después de 1776, la segunda Comisión (con Guillotin,
Morin, Brest de la Chaussée y Savalette de Langes), investigaron
profundamente.
Roettiers de Montaleau quien dirigiera del Gran Oriente de 1795 a
1804 con el título de Gran Venerable en ausencia del de Gran
Maestro, será quien fundamente este proceso con la compilación de
un Ritual Unificado y Codificado que fue editado en 1801 con el
nombre de “Regulador del Masón”.
Esta regulación global proporcionará a la inmensa mayoría de las
Logias del país una herramienta a la que se puede calificar de
síntesis razonable, sucinta y con formas rituales equilibradas.
El carácter laico
El ritual del Rito Francés será modificado dos veces en la segunda
mitad del Siglo XIX. En primer lugar por Murat quien hizo una versión
corta y, probablemente, la más auténtica y fiel. A continuación
por Amiable en un tiempo influenciado por el racionalismo, el
positivismo y el cientificismo.
En 1877, el Gran Oriente de Francia decidió suprimir de sus trabajos
la fórmula que obligaba a consagrar los trabajos a "La Gloria
del Gran Arquitecto del Universo" como manifestación
institucional de la defensa irrestricta a la absoluta libertad de
conciencia de sus miembros, quienes están en libertad de creer o no
creer en lo que les plazca.
Esta resolución del Gran Oriente fue el resultado de una enconada
lucha desarrollada durante muchos años en reacción a otra
resolución del Gran Oriente, tomada en 1849, por la cual se incluyó
un artículo en la Constitución, que establecía como obligación
para ser admitido en la masonería la creencia en Dios y en la
inmortalidad del alma.
Eugenn Lennnhoff nos dice al respecto: "En 1875, el obispo
Dupanloup se dió de baja en la Academia en protesta de la elección
del eminente positivista Littré, autor del Diccionario etimológico,
quien contaba 74 años de edad y solicitó ingresar en el Gran
Oriente. Preguntado antes de la iniciación si creía en Dios,
respondió: "Un sabio de la antigüedad, a quien un rey preguntó
lo mismo, reflexionó durante muchos días, y nunca se sentía
capacitado para responder. Yo os ruego que tampoco de mí exijáis
afirmación ni negación”.
“La ciencia no niega una Causa primordial, porque no halla en parte
alguna nada que la niegue ni la demuestre. Todo saber es relativo.
Cada vez hallamos nuevas esencias y leyes primordiales cuyo
profundísimo fondo desconocemos”.
“Quien resueltamente diga que no es creyente ni ateo, no hace sino
demostrar su incomprensión del problema del origen y fin de las
cosas”.
“Dos años más tarde el Gran Oriente suprimió la fórmula del
"Gran Arquitecto del Universo". El clérigo protestante
Desmons había defendido la proposición encaminada a esta supresión,
alegando la necesidad de que el principio de la libertad de
conciencia quedase expresado tan claramente como fuese posible. Esto
tuvo efecto mediante esta fórmula: “La Masonería tiene por
principios la absoluta libertad de conciencia y la solidaridad
humana. No excluye a nadie por razón de su credo”. (Eugen
Lennhoff, op. cit., pag. 104)
El Rito Francés y la problemática social
Existen una característica que determinan la preocupación social de
las obediencias, logias y masones de Rito Francés, el carácter
intelectual de los trabajos de este Rito.
Este factor, muy propio de la masonería latina, difiere de las
logias anglosajonas, que tienen una actividad fundamentalmente
ritualística, por lo que han debido confiar la tarea intelectual a
logias especiales de estudios e investigación. En la masonería
latina, muchas logias, especialmente las que asumen con
responsabilidad el desarrollo de sus programas de trabajo son
verdaderas logias de investigación.
El carácter filantrópico de este rito puede ser entendido de
diversas maneras, pero todas ellas llevan implícita la idea de amor
a la humanidad, y amar implica dar y darse.
Y la forma de entregar nuestro aporte a los demás, a nuestra
comunidad y sociedad, y sobre todos a los más necesitados, debe
pasar necesariamente por un análisis de la realidad social para ver
qué se necesita hacer y qué puede efectivamente hacerse en su
beneficio en este momento y lugar claramente determinados.
Los altos grados
La masonería simbólica (denominada masonería azul), se refiere
exclusivamente a los grados de Aprendiz, Compañero y Maestro y está
consagrada a la adquisición de la habilidad en el uso de la
herramienta masónica. Es solamente, cuando está en plena posesión
de esta habilidad cuando el Maestro puede actuar eficazmente sobre él
mismo y sobre la sociedad.
Los cuatro Órdenes siguientes se destinan entonces a la acción,
acción que se vuelve fértil por la calidad de la herramienta
forjada en los tres primeros grados.
La utilización de la herramienta va a ponerse en valor sucesivamente
en cuatro ámbitos, correspondiendo a cada uno de los cuatro Órdenes.
1º Orden, “Elegido” : Tiene por tema fundamental el
establecimiento de la justicia en todos los ámbitos.
2º Orden, “Gran Elegido”: Se refiere a la unión de los hombres
y al logro de unos valores universales.
3º Orden, “Caballero Masón”: Dedicado a las dificultades de la
edificación social y la reconstrucción.
4º Orden, “Perfecto Masón Libre”: Después de haber recorrido
las etapas anteriores: establecer la justicia, trabajar por realizar
la unidad de los valores y reconstruir, el masón se puede establecer
en una sociedad justa y esclarecida.
A modo de conclusión
Son características esenciales del rito francés: su sistema de
gobierno democrático, su carácter laico, tolerante y filosófico y
su preocupación por la problemática social.
Por esto, en la actualidad el Gran Oriente de Francia, sin necesidad
de ejercer ningún poder o presión internacional, se ha convertido
en líder de la llamada Masonería Liberal en todo el mundo y el Rito
Francés se ha constituido en el vehículo más adecuado de expresión
y práctica de este tipo de masonería democrática, comprometida con
la problemática social y con el progreso de la humanidad, por lo que
un autor como Lorenzo Frau Abrines ya afirmó de él que "...dígase
lo que se quiera, el Rito Moderno o Francés, dado el espíritu
filosófico y de reforma progresiva que inspira su doctrina, es el
más racional y adecuado a nuestra época, de cuantos en el día se
practican...".
Christian Gadea Saguier
FUENTE: http://losarquitectos.blogspot.com/2006/10/el-rito-francs-el-ms-racional-y.html