miércoles, 19 de octubre de 2016

TRES PINCELADAS QUE SE ENTRELAZAN (Por Antonio Vergara Lira)

Reseña: Relato sobre la relación de nuestro querido hermano Antonio con Ecuador, luego de salir de Chile tras el golpe de 1973, en el que entrelaza lo masónico y lo cultural en un trazado expuesto en la Gran Logia Mixta de Chile. Recuerda una disertación en Chile del historiador ecuatoriano Jorge Núñez sobre el primer grito de independencia quiteña de 1809, en que destacan los chilenos María Ontaneda y Larraín y el querido hermano Fray Camilo Henríquez. La masonería ecuatoriana nació con influencia ideológica francesa, operativa y con presencia lautarina; luego perdió fuerza pero renació con el liberalismo; el querido hermano Eloy Alfaro instauró un Estado laico con avances sociales, pero fue asesinado. Luego la masonería perdió influencia y el liberalismo decayó, pero surgieron posturas socialdemócratas, en Chile tomó fuerza el Partido Radical y posteriormente en Ecuador el Partido Izquierda Democrática, que en 1988 llegó al poder con Rodrigo Borja, en cuyo gobierno participaron algunos ministros y asesores pertenecientes a la Gran Logia Equinoccial, habiendo sido un período de progreso social y honestidad. Durante ese gobierno hermanos chilenos exiliados trabajaron y aportaron a la educación y la cultura. Ello le permitió conocer y compartir con el maestro Oswaldo Guayasamín, un grande de la pintura, cuya obra refleja el sufrimiento de los desposeídos y su conciencia social. Una tercera pincelada de recuerdos se refiere a eventos culturales y de defensa de los derechos humanos organizados en Italia por parte de masones ecuatorianos, chilenos e italianos, incluida una muestra pictórica del maestro Guayasamín. Termina reflexionando sobre las preocupaciones y acciones guiadas por los principios masónicos aplicados a la realidad social de pueblos que constituimos una sola Nación, concepción en la que considera se enmarcan las historias narradas.

Luego que salí exiliado de Chile tras el golpe fascista de 1973, mis gratas relaciones con la República del Ecuador se han desarrollado por treinta y siete años, de los cuales veinte fueron de residencia estable en Quito, tiempo que me dió la oportunidad de conocer la historia y la cultura ecuatoriana, trabajar masónicamente y compartir con un “grande” de la pintura universal, el maestro Oswaldo Guayasamín.

Estos apuntes, que les presento, son breves pinceladas destinadas a incentivar a mis hermanos y hermanas de Chile al conocimiento de este país, relacionado de formas insospechadas con nuestro quehacer nacional, especialmente a través de la actividad masónica y cultural.

El distinguido historiador ecuatoriano Jorge Núñez hace poco tiempo disertó en Santiago sobre el primer grito de independencia americana de 1809 acaecido en Quito, evento organizado por la Embajada del Ecuador y la Sociedad Chilena de Historia y Geografía.

En este acto nos recordó que en las gestas libertarias de toda América, que se extendieron desde California hasta la Patagonia, la masonería tuvo una participación importante en el Continente y fundamental en Ecuador y Chile.

Nos contó también que en la gesta quiteña del 10 de Agosto, el fraile chileno Fray Camilo Henríquez fue uno de los conspiradores , quién en años posteriores siendo congresista de su país acuñó la enaltecedora frase de “Quito, luz de América”. Además, una importante heroína de esta gesta fue doña María Ontaneda y Larraín, nieta de don Santiago Larraín, un chileno que presidió la Audiencia de Quito.

Fray Camilo Henríquez, quién fuera enviado al exilio por la Iglesia católica a Quito, en castigo por sus ideas libertarias, hizo gran amistad con el sabio quiteño don Eugenio Espejo, descollante personalidad entre los ilustrados de la época, fundador del primer diario de la Audiencia de Quito, quién por sus ideas como defensor de los valores del país frente al poder colonial fue desterrado a Bogotá, donde tomó contacto con Antonio Nariño y otros patriotas independentistas neogranadinos, quienes prontamente lo integraron a su Logia “El Arcano Sublime de la Filantropía” convertida en un centro de reflexión política y conspiración revolucionaria.

Se entienden entonces las actuaciones futuras del ya querido hermano Camilo Henríquez y la relación entre Chile y Ecuador desde esas fechas, de amplia amistad y nutridos contactos. Y también similitudes, pues Henríquez editó el primer diario de Santiago: “La Aurora de Chile”.

En esos tiempos, al vincularse operativamente las logias americanas en el proceso de emancipación política, su crecimiento fue impetuoso y los hermanos pudieron desarrollar formas especiales de fraternidad debido a las guerras.

La masonería en Ecuador, como en toda Latinoamérica, nace como resultado de la influencia ideológica francesa, con un fuerte grado de operatividad, y con gran presencia de las Logias Lautarinas, aclarando que no hubo vínculos con la fuerte masonería norteamericana, lo que le dio características propias latinoamericanas.

Luego de la independencia y sus problemas políticos internos, la masonería perdió fuerza en Ecuador pero renació con el liberalismo, se reorganizaron las logias y vino la tremenda lucha entre liberales y conservadores católicos.

En esa época los “momios” chilenos hicieron pactos con los “curuchupas” ecuatorianos para llevar adelante un lamentable hecho histórico, motivado en intereses económicos, conocido como la “venta de la bandera”.

El líder liberal querido hermano Eloy Alfaro, entre 1895 y 1911 gobernó al país siguiendo principios masónicos, instaurando un Estado laico, con libertades públicas y avances sociales para los sectores más desposeídos (cementerios laicos, educación para todos, divorcio matrimonial y mucho respeto para la mujer, dentro de una extensa lista de interesantes hechos sociales).

Abrumada por estos acontecimientos, la derecha política y religiosa recuperó el poder; encarcelaron y luego asesinaron a Eloy Alfaro; lo arrastraron por las calles de Quito al grito de ¡mueran los masones!; además, quemaron su cadáver en una plaza, hecho que se recuerda como la “hoguera bárbara”.

La masonería pierde nuevamente su influencia, el liberalismo decae fuertemente y la gente vuelve su vista a la izquierda. Destacados masones de la época se esforzaron para recuperar a la masonería ysurgieron posturas socialdemócratas. En Chile toma fuerza el Partido Radical. Posteriormente, en Ecuador, el Partido Izquierda Democrática logra en 1988 que Rodrigo Borja Cevallos llegue a la presidencia del país y junto a él un amplio contingente de ministros y asesores, miembros de la Gran Logia Equinoccial. Su gestión fue reconocida por su gran progreso social y honestidad.

Algunos hermanos chilenos, entre los muchos exiliados, colaboramos ampliamente durante ese Gobierno, especialmente en el campo de la educación y la cultura. Hubo éxitos excelentes en los campos de alfabetización, aportes culturales en los colegios secundarios, respeto a las diversas etnias y educación bilingüe en quichua.

Este intenso trabajo “operativo” me permite conocer a un importante hombre de la cultura latinoamericana, el maestro Oswaldo Guayasamín.

Compartí su arte maravilloso personalmente con él, su entorno familiar y fundamentalmente con su hijo Pablo, hasta el presente. Pude gozar de sus concepciones sociales enraizadas en el sufrimiento de los más desposeídos y dialogar sobre sus posiciones de izquierda política.

Su conciencia sobre la problemática social está reflejada en su obra pictórica. En largas conversaciones, junto a un vaso de vino chileno, decía entre muchas cosas interesantes: “pintar es una forma de oración”, “quiero que todo sea nítido con un mensaje sencillo y directo”, “busco intensamente ser como los demás y no parecerme a nadie”.

Sus pinturas reflejan los males de varios siglos de los pueblos originarios de América y en ellas quiso denunciar la barbarie social. Sus cuadros reflejan un gran dolor por tanta injusticia, guerras, genocidios y luego por las dictaduras militares y sus secuelas de terrorismo y muerte.

Sus biógrafos dicen que su creación pictórica fue muy rica, con más de cuatrocientos retratos y casi cuatro mil cuadros, en los que utilizó las técnicas del óleo, el dibujo, el grabado y la acuarela. Muchos de sus cuadros fueron presentados en diversas exposiciones en Chile y hace no mucho, como estreno mundial, 200 de sus dibujos, guardados en su entorno familiar, se expusieron en la Municipalidad de Las Condes, en cuya inauguración participamos algunos hermanos y hermanas.

Este hecho sirve para destacar la excelente relación con Chile del maestro y de la Fundación que lleva su apellido, lo que comienza con su admiración por Gabriela Mistral y su cordial contacto de siempre con Pablo Neruda y Salvador Allende. Pero además, fue de mucha importancia el apoyo brindado a los trabajadores e intelectuales chilenos que llegamos al Ecuador obligados por la brutalidad militar. Réplicas de su cuadro “Lágrimas de Sangre” fueron banderas de lucha de nuestro exilio por todo el mundo. Pintado luego del 11 de septiembre de 1973, como parte de la serie “La Edad de la Ira”, cuya dedicatoria dice: “Homenaje a Salvador Allende, Pablo Neruda y Víctor Jara… nosotros, los pueblos”.

Guayasamín se ha incorporado a la historia cultural de nuestro continente y es considerado uno de los grandes del arte mundial. Sus características líneas rectas, duras y con variados juegos de luces son impactantes, a veces con ira, otras con ternura, pero siempre entregando el mensaje social de un pintor de excepción.

Completo esta triada con una experiencia cultural en que tuvo mucho que ver la fraternidad masónica internacional y el maestro Guayasamín.

Recuerdo que en el año 1995, el Centro Ítalo Ecuadoriano, entidad cultural integrada por masones “operativos” de Ecuador, Chile e Italia, inauguró en la Sala Sironi del Palacio de la Información de Milán, la muestra antológica del maestro Oswaldo Guayasamín “El tiempo que me ha tocado vivir”, con 106 originales de sus pinturas, los que causaron admiración y excelente crítica. La exposición se prolongó por casi dos meses, con grandes elogios y buena cobertura de prensa.

Previo a la inauguración de la muestra, y organizado en paralelo al evento pictórico, se realizó un Foro en defensa de los Derechos Humanos en el mundo, con el patrocinio y financiamiento de la Societá Umanitaria de Milán, entidad masónica lombarda dependiente del Gran Oriente de Italia, que llevó el nombre de “Le Matite Spezzate” nombre sacado de la película argentina “Los lápices quebrados”.

En este foro participaron, junto al maestro Guayasamín, quien estuvo acompañado por su hijo Pablo y su yerno Alfredo Vera, destacadas personalidades y autoridades italianas; además importantes defensores de los derechos humanos de América; el ex presidente ecuatoriano don Rodrigo Borja; de Chile el senador y querido hermano Anselmo Sule Candia y la diputada Isabel Allende Bussi, hija del querido hermano Salvador Allende.

En septiembre la muestra fue trasladada a Roma y presentada en los magníficos salones del Instituto Ítalo Latino Americano “I.I.L.A.”, entidad que auspició la muestra, la cual se presentó hasta el mes de diciembre con amplia cobertura de los medios y admiración por la obra. El Gran Oriente de Italia prestó su más amplia colaboración y el Representante de la G. L. Equinoccial querido hermano Giovanni Parapini, como destacado organizador.

El año finalizó con la firma en Quito de un convenio cultural patrocinado por el Centro Ítalo Ecuadoriano, la Fundación Guayasamín y el I.I.L.A.

Como primer resultado del acuerdo, la famosa Galería de los Uffizi de Florencia le solicitó al maestro Guayasamín su autorretrato, el que fue incorporado en abril de 1996 a la “Sala de los Famosos”, junto a los más grandes pintores del mundo, desde Rafaello Sanzio a Pablo Picasso, quienes también entregaron en vida y personalmente sus obras, como son las normas del Museo.

Para terminar esta tercera estampa les cuento que en julio de 2008 visitó Quito el Gran Maestro del Gran Oriente de Francia, querido hermano Pierre Lambicchi, quién fue recibido por autoridades del Gobierno Provincial y participó en una gran tenida del Gran Oriente del Ecuador. Para realizar la Tenida de Gala se instaló un Templo en Campaña en el auditorium del Museo de la Fundación Guayasamín.

El recuerdo de estos hechos me ha hecho pensar que ninguno de los problemas, preocupaciones y actividades que atañen al ser humano de hoy deben ser ajenos a las preocupaciones masónicas, más aún, “el masón debe estar en el centro de la encrucijada social y no al margen de ella”. Teniendo presentes los postulados básicos de Libertad, Igualdad y Fraternidad, los masones debemos propugnar la justicia social, combatir los privilegios, defender la libertad de expresión y mantenernos en un lugar de avanzada en el proceso evolutivo e integrador del ser humano y de la sociedad. Debemos destacar los valores humanos y procurar la fraternidad universal, en especial la latinoamericana, pues somos países similares en sus problemas sociales, igual historia, idioma común, que pretendemos la felicidad de todo el pueblo, es decir somos una sola Nación.

Estas breves y fraternales historias cumplen estos requisitos… según lo estimo.

(Este trabajo fue presentado en la Gran Logia Mixta de Chile en 2010 )


Fuente: https://academiafrancmasonicaecuatoriana.wordpress.com/2011/01/06/tres-pinceladas-que-se-entrelazan/#more-499