Resumen:
Describe formas de pensar sobre creencias o no creencias religiosas,
usuales entre miembros de masonerías liberales y progresistas pero
inusuales entre las conservadoras. Desarrolla lo que son las
creencias religiosas occidentales, cuyo contrario no es solo la no
creencia sino la búsqueda de la verdad basada en la razón y la
libertad, relacionada con la filosofía y la ciencia, lo que
contemplan especialmente el Gran Oriente de Francia y el Rito
Primitivo. Se explica cuando las creencias pueden implicar
dogmatismo, frente a lo cual surge el adogmatismo, característico de
masonerías liberales, como CIMAS, y el antidogmatismo presente en
masonerías progresistas, como la AFE. Se aborda el deísmo y el
teísmo de masonerías conservadoras y la aceptación y no aceptación
de ateos. Se explica el origen del término agnosticismo como
contrario al gnosticismo y lo que entendió por ambos el creador del
primero de estos términos. Se desarrolla la evolución de las
creencias y no creencias en distintas masonerías, recurriendo a
normas, principios y rituales y se señalan las mutuas influencias.
Se concluye con la relación de estos temas con el librepensamiento.
Estos
términos, que reflejan formas de pensar de muchos integrantes de
masonerías liberales y liberales y progresistas, pero inusuales en
miembros de masonerías conservadoras, ponen en nuestra consideración
el tema de las creencias o no creencias religiosas, las cuales
constituyen uno de los principales factores de diferencia entre estas
masonerías (otro es la pertenencia de la mujer), a las que
calificamos de esta manera con sentido estrictamente descriptivo, en
cuanto partidarios del mantenimiento de valores tradicionales, del
respeto de las libertades individuales, o de ideas avanzadas para el
progreso social.
El
presente tema pretende caracterizar las principales posturas de
hermanos, hermanas y organizaciones masónicas en materia de no
creencias religiosas, a partir de los conceptos de dogmatismo, teísmo
y gnosticismo, los que al anteponerles el prefijo “a” dan lugar
al a dogmatismo, ateísmo y agnosticismo, con lo cual se denota la
ausencia de las creencias mencionadas, y al anteponer el prefijo
“anti” al término dogmatismo, se expresa oposición al mismo.
Todos los términos mencionados al utilizar el sufijo “ismo”, dan
cuenta de tendencias, doctrinas, sistemas, escuelas, partidos o
movimientos.
1.
Creencias, religión y búsqueda de la verdad.
Las
creencias son certezas sobre determinadas cosas, sin que medie
demostración, razonamiento o prueba que las sustente, y suelen no
admitir discusión. Para el filósofo escocés de la Ilustración
David Hume (2001) “…la creencia consiste en conceder a una simple
idea la igualdad con las impresiones y concederle una análoga
influencia sobre las pasiones.” y además,“… la influencia de
la creencia consiste en vivificar y fijar una idea en la imaginación
y evitar todo género de duda o incertidumbre acerca de ella.”.
(pp. 101 y 328-329)
En
masonería, las creencias religiosas corresponden generalmente a las
de las religiones monoteístas más extendidas en Occidente,
caracterizadas por priorizar aquello que debe creerse, en contraste
con religiones orientales que dan mayor importancia a la forma cómo
se vive.
Rodrigo
Borja (2013), en su Enciclopedia que ahora abarca no solo la política
sino las humanidades y las ciencias sociales, si bien generaliza la
concepción religiosa occidental, aporta una explicación clara al
respecto:
“Con
la sedentariedad de los grupos advino el monoteísmo. Todos los
dioses se juntaron en uno solo, de carácter abstracto aunque
susceptible de ser representado por medio de íconos, a quien se
atribuyó condiciones de ubicuidad y de omnisapiencia.
“La
creación de la divinidad fue uno de los primeros inventos de la
corteza cerebral hipertrofiada del ser humano. Con el progreso de su
capacidad de abstracción llegó incluso a concebir dioses
inmateriales, etéreos, que no pueden ser captados por los sentidos,
a los que atribuyó el principio y el fin de todas las cosas.
“La
característica común a todas las religiones es la creencia en uno o
más dioses todopoderosos, capaces de disponer las cosas en la
Tierra, de señalar el destino de los hombres y de repartirles
recompensas o castigos en la vida ultraterrena.
“La
idea de dios ha gravitado poderosamente a lo largo de la historia y
ha permitido a las religiones organizadas controlar la mente de los
hombres.”
Pero
lo contrario a creer no solo es no creer sino pensar e investigar con
libertad, por lo que lo contrario a las creencias no solo es la no
creencia sino la búsqueda de la verdad, principio propugnado por
diversas masonerías, el cual supone la utilización de la razón y
la libertad humanas para el ejercicio del filosofar y también el
desarrollo del pensamiento científico. Este principio lo encontramos
mencionado en la apertura de los trabajos de primer grado de Rito
Francés del Gran Oriente de Francia (2009) en que el Venerable
Maestro dice: “… En el cumplimiento de su misión, el Gran
Oriente de Francia no admite traba alguna. Sus medios quedan
definidos en el artículo primero de la Constitución. Voy a
leéroslo. “Institución esencialmente filantrópica, filosófica y
progresiva, la Francmasonería tiene por objeto la búsqueda de la
verdad, el estudio de la moral y la práctica de la solidaridad. …”
(p. 14). Y también, desde otra perspectiva, en la apertura de los
trabajos de primer grado de Rito Primitivo de la Academia
Francmasónica Maya (1997), en que el Maestro Presidente expresa:
“Procedamos pues a abrir los trabajos (Da tres golpes de mallete,
poniéndose todos en pie con el signo de orden). POR EL TRIUNFO DE LA
VERDAD CIENTIFICAMENTE DEMOSTRABLE. POR EL PROGRESO DEL GENERO
HUMANO. POR LA UNION, SOLIDARIDAD Y COOPERACION ENTRE LOS
FRANCMASONES. POR LA LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD UNIVERSAL, …”
(p. 11). (Los subrayados son míos).
Podemos
apreciar que en estas masonerías la filosofía y la ciencia
constituyen alternativa a la religión, como sucedió en Grecia hace
28 siglos, en donde el surgimiento de la filosofía, que incluyó el
desarrollo de una naciente y precaria investigación científica,
constituyó una alternativa a las creencias mítico-religiosas
preexistentes.
2.
Dogmatismo, a dogmatismo y anti dogmatismo.
Las
creencias religiosas oficiales de algunas masonerías pueden implicar
dogmatismo cuando esperan que ellas se acepten como verdades
evidentes que no requieren ser probadas, ni que cabe cuestionarlas ni
dudar sobre ellas, porque se consideran reveladas por una divinidad.
Este
dogmatismo se expresa como la obligación de creer en determinados
postulados de naturaleza religiosa. Así, las normas de
reconocimiento de la Gran Logia Unida de Inglaterra, GLUI, pese a
haber sido atemperadas en 1989, establecen en sus partes pertinentes:
“Para ser reconocida por la GLUI, una Gran Logia debe respetar las
siguientes normas: … – – Los francmasones bajo su jurisdicción
deben creer en un Ser Supremo. – Todos los francmasones bajo su
jurisdicción deberán tomar sus Obligaciones sobre o a plena vista
del Volumen de la Ley Sagrada (que es la Biblia) o sobre el libro que
el candidato considere como sagrado.” (Regularidad…, s.f.) (el
subrayado es mío). Cabe aclarar que en el original en inglés se
utiliza la palabra “sacred”, que se refiere a algo digno de
respeto religioso por ser relativo a las cosas divinas.
Pero
ante el dogmatismo cabe el a-dogmatismo, principio sustentado por las
masonerías que se autocalifican de liberales y “adogmáticas”
para denotar que institucionalmente no asumen ningún dogma, pero con
el señalamiento de que sus miembros tienen el derecho de tener
creencias religiosas. Así, CIMAS, la Confederación Interamericana
de la Masonería Simbólica, se autodefine como “… una entidad
Soberana e Independiente de la Masonería Universal, de inspiración
liberal y adogmática.” (CIMAS, 2014) y en su Declaración y
Principios aclara: “16. Considerando que las ideas metafísicas son
del dominio exclusivo de la apreciación individual, la Institución
rechaza toda afirmación dogmática, por lo que no prohíbe ni impone
a sus miembros ninguna convicción teológica o metafísica.”
(CIMAS, 2005)
Por
su parte, la postura anti dogmática si bien ya se manifiesta en el
mencionado caso de CIMAS con su rechazo institucional a las
afirmaciones dogmáticas, este no abarca a sus integrantes, mientras
que el anti dogmatismo puede ser más amplio en el Rito Primitivo, en
el que, por ejemplo la Academia Ecuatoriana, se opone al dogma y no
admite candidatos que sustenten ideas dogmáticas: “La
Francmasonería Primitiva Universal constituye una organización
educativa y fraternal que pretende la liberación del ser humano y de
la sociedad, para lo cual forma a sus integrantes en la práctica de
la ética, la búsqueda de la verdad científicamente demostrable, …
.- para ser parte de la Academia Ecuatoriana de la Francmasonería
Primitiva Universal se requiere que el candidato o candidata tenga un
correcto comportamiento ético en su vida pública y privada, que su
pensamiento esté libre de dogmas, y …” (AFE, 2015) En este caso
el requisito común de distintas masonerías de que quienes quieran
ingresar en ellas sean “personas libres y de buenas costumbres”
ha evolucionado desde una concepción de libertad que no admitía
siervos o esclavos a una concepción que no solo espera que ellos o
ellas estén libres de vicios, sino fundamentalmente que estén
libres de dogmas.
3.
Teísmo y ateísmo
El
teísmo es la creencia religiosa que sostiene la existencia de uno o
más dioses y que él o ellos actúan en el mundo. Y a esta actuación
divina en el mundo se la denomina “providencia”, por lo que es
esta creencia la que justifica otras relacionadas, como la de los
milagros (sucesos aparentemente inexplicables por las leyes
naturales, atribuidos a intervención divina).
En
cambio el deísmo, presente en ciertas religiones orientales como un
dios que no interviene en el mundo, es definido filosóficamente como
ente exclusivamente creador o primera causa de lo existente.
En
masonería, la concepción de “profesar aquella religión que todo
hombre acepta” de la Gran Logia de los Modernos de 1717, expresada
en el contexto de la Constitución de Anderson de 1723, y la
referencia a una “primera causa de todo cuanto existe” denominada
Gran Arquitecto del Universo, en ciertas tendencias liberales del
Rito Escocés Antiguo y Aceptado, se han considerado como deístas.
Por
su parte, los rituales masónicos que contienen oraciones o
invocaciones a una divinidad, y hasta incluyen pedidos a ella,
manifiestan creencias religiosas teístas. Por ejemplo, en la
apertura de los trabajos yorkinos encontramos invocaciones como esta:
“HH:. estando la L:. debidamente constituida, antes de declararla
abierta, invoquemos las bendiciones del G:. A:. D:. U:. sobre todas
nuestras empresas.”. (SGLNE, 1976, p. 5), lo que supone dirigirse o
pedir el favor de una divinidad, a la que se le asigna el nombre de
Gran Arquitecto del Universo, para que ella extienda sus protección
sobre las actuaciones de las personas que la invocan.
Frente
a esto, el ateísmo supone la no aceptación de la idea de la
existencia de uno o más dioses. Sin embargo, a partir de esta
postura hay distintos tipos de ateos, desde los que en su vida diaria
simplemente prescinden de la idea de una divinidad, hasta aquellos
que afirman enfáticamente la no existencia de uno o más dioses,
asumiendo posiciones que podrían incurrir en una suerte de
dogmatismo, pasando por quienes expresan su ateísmo como una
conclusión a la que han llegado como fruto de estudios y
razonamientos sobre el tema, sea que esta conclusión la tengan solo
para sí mismos y sus inmediatos allegados o que la difundan y
argumenten.
En
las masonerías liberales son sus miembros individualmente
considerados los que pueden ser ateos, aunque generalmente no lo
expresan de esta forma, sino que al sustentar la libertad absoluta de
conciencia consta la manifestación de respeto a las opiniones
particulares que tengan al respecto sus miembros. Pero la última
versión del Ritual de Iniciación del Gran Oriente de Francia (2009)
es muy clara al respecto, pues desprende la no creencia, o ateísmo,
como una de las posibles consecuencias del principio de libertad de
conciencia: dice el Primer Vigilante “El Gran Oriente de Francia no
admite ningún límite a la libertad del espíritu, a la libertad de
conciencia. Precisemos que cada uno de nosotros tiene el derecho a
creer en una inteligencia que rige el mundo, o a no creer tal cosa;
que cada uno de nosotros puede creer en un dios creador (que algunos
Francmasones llaman Gran Arquitecto del Universo), o de no creer; que
cada uno puede practicar una religión, o no practicar ninguna. Todas
las ideas filosóficas, políticas, sociales u otras son iguales a
nuestros ojos mientras, por supuesto, respeten la dignidad del Ser
Humano.” (p. 45)
En
el campo de las francmasonerías progresistas, la Academia
Francmasónica Ecuatoriana, de Rito Primitivo, también es clara en
su posición sobre este asunto: “Admite librepensadores,
agnósticos, ateos, y practicantes no dogmáticos de religiosidades
no supeditadas a imposiciones de jerarquías religiosas, siempre que
se caractericen por una constante búsqueda de la verdad y la
práctica del laicismo.” (AFE, 2014)
En
el caso de la Logia Líbera Eugenio Espejo, de Quito, Ecuador,
influenciada doctrinariamente por las masonerías liberales y
progresistas, concilia ambas posturas en su Constitución logial:
“Respeta las concepciones metafísicas individuales de sus
integrantes en el marco de su proceso de búsqueda de la verdad,
basada en la razón, la experiencia y la ciencia; y propicia en ellos
el desarrollo del sentido crítico, el librepensamiento, el estudio
de la filosofía y el método e información científicos.
Institucionalmente se rehúsa a realizar afirmaciones dogmáticas.”
(LLEE, Art. 2.5)
4.
Gnosticismo y agnosticismo
En
los términos gnóstico y agnóstico el elemento común es “gnosis”,
que significa “conocimiento”, mientras el elemento diferenciador
es el prefijo “a”, que significa “sin”. Es decir, gnosticismo
y agnosticismo significan “conocimiento” y “sin conocimiento”
respectivamente.
El
problema es que “El concepto de agnosticismo está definido por
razones de su misma estructura gramatical, en función del
gnosticismo (y así lo definió claramente Huxley). Pero lo que ya no
está tan claro es qué tipo de gnosticismo tuvo éste como
referencia, como «variable independiente»;…” (García, 1999,
391)
Entonces,
la pregunta importante es ¿qué contenidos se le atribuyen a la
gnosis? o ¿a qué conocimiento se refiere? Es cierto que puede haber
hermanos que se consideren gnósticos y que se piense que algunas
masonerías operativas del Medioevo pudieron tener influencia
gnóstica, en ese entonces una herejía, pero aquí la gnosis que
interesa es aquella a la que se refiere el término agnóstico,
utilizado por muchos hermanos que así se califican y que representan
toda una tendencia.
Y
resulta que Thomas Henry Huxley, biólogo británico que inventó el
término agnosticismo en 1869, no se refería a lo que usualmente se
entiende por gnosis, es decir a la idea religiosa de salvación
(gloria y bienaventuranza eternas), que sostiene que ésta no se
alcanza solo por la fe, sino también por el conocimiento, entendido
como una introspección de lo divino, mediante el cual una persona
puede salvarse a sí misma. Huxley entendía por gnosis la presunción
de conocer la verdad sobre asuntos filosófico-religiosos que tienen
muchas personas, aunque esa “verdad” sea diferente para cada una
de ellas. El lo explica así:
“Cuando
llegué a la madurez intelectual, y comencé a preguntarme a mí
mismo si es que yo era un ateo o un teísta, o panteísta; un
materialista o idealista; un cristiano o un librepensador, y me di
cuenta que cuanto más aprendía y reflexionaba, menos podía llegar
a una respuesta; hasta que al fin llegué a la conclusión de que no
estaba de acuerdo ni en desacuerdo con todas estas denominaciones,
excepto con la última. La única cosa en la cual estas buenas
personas estaban de acuerdo era precisamente aquella en la que yo
difería de ellas. Ellos estaban bastante seguros de que habían
llegado a una “gnosis” – de que habían más o menos resuelto
este problema existencial; mientras que yo estaba bastante seguro de
que no lo había hecho, y de que tenía una fuerte convicción de que
el problema no tenía solución. Y, con Hume y Kant de mi lado, no
podía considerarme presuntuoso al aferrarme a esta opinión…”
“Así
que me puse a pensar, e inventé lo que concebí como un nombre
apropiado, el de “agnóstico”. Este vino a mi mente como la
sugestiva antítesis del “gnóstico” de la historia de la
iglesia, quien profesaba saber tanto de las cosas que yo ignoraba; y
aproveché la primera oportunidad de exponerlo en nuestra sociedad,
para demostrar que yo también tenía cola, como los otros zorros.
[Citado en “Encyclopaedia of Religion and Ethics”, 1908, editada
por James Hastings MA DD]” (Mathew, 1997)
Por
tanto, es a este conocimiento o presunción de saber, que se
manifiesta como convicción filosófica o religiosa, al que Huxley se
refiere como “gnosis”, a lo que contrapone su idea de que el
problema no tiene solución, de que no es posible dicho conocimiento.
Esto sería el sin-conocimiento, la a-gnosis o agnosticismo, desde la
perspectiva de quien creó el término, posición que la encuentra
compatible con el librepensamiento.
El
agnóstico reconoce que no tiene ese conocimiento
filosófico-religioso, e incluso sostiene que considera improbable o
que no es posible que la mente humana pueda llegar a tenerlo. Así,
el agnosticismo es una posición intelectualmente seria de muchos
buscadores de la verdad, quienes dudan permanente. Pero esto no se
contrapone con el hecho de que puedan desarrollar su vida al margen
de cualquier creencia religiosa, lo que implica una posición atea,
razón por la cual es usual encontrar personas que son al mismo
tiempo agnósticas y ateas, o “agnóstico en la teoría y ateo en
la práctica” como se definía a sí mismo el filósofo británico
Bertrand Russell. Aunque Engels consideraba que el agnosticismo es un
materialismo o un ateísmo vergonzante.
En
las masonerías liberales y progresistas el tratamiento a los
agnósticos es básicamente el mismo que se da a los ateos, mientras
que en determinadas logias de algunas masonerías conservadoras
podría darse cierta apertura para con los agnósticos, pero no con
los ateos, probablemente porque el primer término resulta menos
fuerte, más incomprensible, hasta confundible con el deísmo, que
les parece más honorable, o consecuencia de una crisis existencial o
de fe, que podría solucionarse con la iniciación.
5.
Evolución de las creencias y no creencias en las masonerías
El
doctor James Anderson, redactor de la Constitución de 1723 de la
Gran Logia de Londres, no se imaginó que dicha Constitución sería
conocida en la posteridad como “Constitución de Anderson”, que
para muchos masones de fuera de Inglaterra ella sería considerada
como base de unos “landmarks” o límites masónicos, mientras que
su propia institución no solo la reformaría sino que tácitamente
renegaría de ella; y que su primer punto, relativo a Dios y a la
religión, haría correr ríos de tinta intentando interpretarlo:
“I.
DE DIOS Y DE LA RELIGIÓN
“El
Masón obligado por su carácter a obedecer la ley moral, y si
debidamente comprende el Arte, no será jamás un estúpido ateo ni
un libertino irreligioso. Pero aunque en tiempos antiguos los masones
estaban obligados a pertenecer a la religión dominante en su país,
cualquiera que fuere, se considera hoy mucho más conveniente
obligarlos tan solo a profesar aquella religión que todo hombre
acepta, dejando a cada uno libre en sus individuales opiniones; es
decir, que han de ser hombres probos y rectos, de honor y honradez,
cualquiera que sea el credo o denominación que los distinga. De esta
suerte la Masonería es el CENTRO DE UNIÓN y el medio de conciliar
verdadera Fraternidad entre personas que hubieran permanecido
perpetuamente distanciadas.” (Anderson, s.f., p. 37)
Mucho
se ha discutido sobre si esta norma implica que no es posible el
ingreso de ateos, si se los desprecia llamándolos estúpidos, o si
solo los ateos que además sean estúpidos son los que no pueden
pertenecer a esta masonería, pero que si lo podrían quienes sean
ateos pero no sean estúpidos. Sin embargo, hay una línea de
investigación que ha aportado nuevas luces al tema al sostener que
el término ateo utilizado en esta constitución en realidad se trata
de un mote utilizado en la época para referirse a un tipo particular
de libertinos, caracterizados como calaveras, blasfemos,
profanadores, a quienes no se quería tenerlos en las logias, por lo
que no habría constituido una norma excluyente de los no creyentes
en divinidades, exclusión incompatible con el propósito de ser
“centro de unión y el medio de conciliar verdadera Fraternidad
entre personas que hubieran permanecido perpetuamente distanciadas”.
Pero
este artículo de la Constitución de 1723, que en el contexto de la
misma suele considerarse como deísta, y que para la época
constituyó una actitud abierta y tolerante en materia religiosa, se
modificó paulatinamente hacia el teísmo con las reformas a dicha
Constitución de 1738 y sobre todo con las de 1813. Pero fuera de
Inglaterra, este tipo de masonería originada en Londres en unos
países se volvió no solo teísta sino cristiana, mientras en otros,
especialmente en Francia, evolucionó hacia el absoluto respeto a la
libertad de conciencia. Y para reafirmar este principio y ratificar
el espíritu inicial de la Constitución de Anderson, en varios
países se suprimió de constituciones y rituales la fórmula
G:.A:.D:.U:. El Gran Oriente de Francia lo hizo en 1877 y ello
originó que la Gran Logia Unida de Inglaterra y otras grandes logias
tradicionalistas, desconocieran al Gran Oriente de Francia y
establecieran como fundamento de la ortodoxia masónica no la
Constitución de 1723 sino la de 1813. En esta materia, la masonería
de la Gran Logia de Londres de 1717 es una y la masonería de la Gran
Logia Unida de Inglaterra de 1813 en adelante es otra.
Con
este antecedente, el 6 de septiembre de 1950 la Gran Logia Unida de
Inglaterra rompió relaciones y desconoció la regularidad de la Gran
Logia del Uruguay y casi lo hace con la de Chile, porque la Gran
Logia del Uruguay, con el firme apoyo de la de Chile, convocó a la
Primera Conferencia Interamericana de la Francmasonería Simbólica,
que se reunió en Montevideo del 14 al 20 de abril de 1947, y en ella
se creó la Confederación Masónica Interamericana, CMI, con unos
principios que definieron a “la masonería” como un “movimiento
filosófico activo”, afirmaron su propósito de estudiar los
problemas referentes a la vida humana, reconocieron la posibilidad de
mejoramiento humano en un “principio superior ideal” denominado
Gran Arquitecto del Universo, no prohibieron ni impusieron
convicciones religiosas a sus miembros y rechazaron “afirmaciones
dogmáticas y todo fanatismo” (Frau Abrines, 1988, p. 995); todo lo
cual ponía en peligro la hegemonía inglesa al estar estos
principios en contradicción con las normas de reconocimiento de la
Gran Logia Unida de Inglaterra aprobadas en 1929, que establecían
como requisitos para reconocer a otras grandes logias, entre otros,
“La creencia en el G∴A∴D∴U∴ y en su voluntad revelada debe
constituir una obligación esencial de la admisión de sus miembros.
… Todos los iniciados deben prestar juramento sobre o a la vista
del Volumen de la Ley Sagrada (la Biblia) abierto, por el cual se
entiende la revelación de lo Alto, que ata la conciencia del
individuo particular que se inicia.” (Figueredo, 2015)
Vale
la pena conocer in extenso lo que contestó la Gran Logia Unida de
Inglaterra, GLUI, a una pregunta de la Gran Logia de Uruguay sobre
sus principios masónicos:
“Masón
es una palabra inglesa; significa Albañil-Constructor que trabaja en
piedra y cemento. La Masonería Operativa nació entre estos
albañiles en Europa en la Edad Media, bajo los auspicios de los
Sacerdotes de la Iglesia Católica Romana.
“Entre
los Masones de la Edad Media, fue que nació en Inglaterra, UNA
FRATERNIDAD PARA SU PROPIA DEFENSA y esta Fraternidad formulaba
ciertas Reglas y Constituciones a que cada masón tuvo que
conformarse.
“ESTAS
Constituciones tenían como fundamento y esencia, la Creencia en
Dios; la Creencia de que Dios era el Padre de Todos los Hombres y que
por ser todos hijos de Dios, todos los hombres eran hermanos y tenían
el deber de ayudarse unos a los otros, cuando había necesidad.
“En
el siglo XVII algunos hombres de ciencia y de inteligencia
encontraron en los principios de los masones algo muy atrayente y
solicitaron entrada a sus Logias y Misterios.
“Eventualmente
en el año de 1717, el número de estos miembros aceptados había
crecido tanto y las obras de construcción habían disminuido de tal
manera, que el número de masones operativos era reducido, que
aquéllos tomaron a su cargo y control la organización masónica
formando la primera Gran Logia de Londres y establecieron la
Masonería tal como la tenemos hoy día, sobre la base original de la
Masonería de los Albañiles de la Edad Media y con los mismos
fundamentos y principios, es decir, exigieron que todos los hombres
que solicitaran la entrada a la Masonería, debía profesar:
“1o.-
La creencia en la existencia de un Ser Supremo, Dios, invisible,
Espiritual y Todopoderoso.
“2o.-
La creencia de que Dios es el padre de todos los Hombres.
“3o.-
La creencia de que por ser todos hijos del mismo padre, Dios, todos
los hombres son hermanos.
“Estos
fundamentos de la Masonería Simbólica no permitieron ninguna
tolerancia ni libre pensamiento sobre estas creencias, ni en el más
mínimo grado y UN HOMBRE LIBREPENSADOR o quien no se conforma con
estas creencias NO PUEDE SER MASON.
“Todos
estos fundamentos rigen hoy día a la Masonería REGULAR
Internacional.
“La
Masonería no es un MOVIMIENTO FILOSOFICO admitiendo toda orientación
y criterios ni es una asociación entre los hombres para ayuda mutua
y humanitaria.
“La
Masonería Verdadera es un sistema de moralidad, un culto para
conservar y difundir la creencia en la existencia de Dios, de los
tres puntos o creencias que arriba mencionamos para ayudar a sus
miembros con el fin de regular sus vidas y conducta de acuerdo con
los principios DE SU PROPIA RELIGION, sea cual sea esta:
cristianismo, budismo, mahometanismo; pero tiene que ser una religión
monoteísta que erija la creencia en Dios como el Ser Supremo y tiene
que ser una religión que tenga un Libro Sagrado sobre el cual el
iniciado pueda prestar su Juramento a la Orden Masónica. Así, para
ingresar a la Verdadera Masonería Original, un hombre tiene que
conformarse a estas condiciones: de tener la creencia en Dios y tener
una religión monoteísta con un Libro Sagrado de la Ley Sagrada.
“No
se admite ningún Libro de la Ley Moral como substituto del Libro de
la Religión.
“Y
ningún hombre sin religión de tal carácter puede ser masón por
bueno que sea. La Masonería es un Culto fundado CON BASES RELIGIOSAS
y no admite librepensadores y ateos por buenas que sean su moralidad
y conducta.
“Para
evitar compromisos de cualquier naturaleza los fundadores de la
Masonería Universal Original en 1717, tomaron una resolución que
existe hoy día, que dice claramente: no está dentro del poder de
ningún hombre cambiar o introducir compromisos o modificaciones en
estos principios fundamentales de la Masonería -los Landmarks-, es
decir, modificación en las creencias exigidas ni en los principios
establecidos. Así que, hasta el fin del mundo no se pueden
introducir modificaciones en los principios y fundamentos de la
Masonería Original sin dejar de ser Masonería.
“Si
una potencia Masónica hace modificaciones o compromisos o introduce
tolerancia en las creencias fundamentales, esta potencia
automáticamente deja de ser Masónica, como pasó con el Gran
Oriente de Francia en 1878.
“El
Gran Oriente de Francia no es más ya Potencia Masónica desde 1878 y
continúa así hasta hoy día, sin ningún reconocimiento de otras
potencias Masónicas Regulares del Mundo. (Espadas, 1952, pp. 3-5)
Pese
a los evidentes errores expresados en esta comunicación de la GLUI,
la Gran Logia del Uruguay autorizó a sus logias a agregar la Biblia
junto con la Constitución durante la realización de sus trabajos;
ante lo cual la mayoría de grandes logias alineadas en las
concepciones de la regularidad inglesa, salvo las latinoamericanas,
retiraron su reconocimiento a la Gran Logia del Uruguay. Y en la
Conferencia de la CMI realizada en México en 1952 se aprobó que en
sus normas y principios se cambie el término “ley moral” por el
de “ley sagrada” para referirse al Volumen que debe estar
presente en los trabajos de sus logias. Posteriormente, en 1971, la
Gran Logia del Uruguay declaró la obligatoriedad de la Biblia. Y en
1989 la Gran Logia Unida de Inglaterra atemperó sus normas de
reconocimiento, simplificando los requisitos atinentes a este punto a
la creencia en un creador supremo y al juramento sobre un volumen de
la Ley Sagrada (la Biblia) o un libro considerado sagrado. Estas dos
últimas circunstancias llevaron a que en 1991 se reanudaran las
relaciones entre la Gran Logia Unida de Inglaterra y la Gran Logia
del Uruguay. (Figueredo, 2015).
Considero
que en la práctica, a partir de 1947, se produjo en las grandes
logias latinoamericanas que se consideran “regulares” desde la
perspectiva inglesa, un proceso de autocensura y de tácito
sometimiento a la política masónica de la Gran Logia Unida de
Inglaterra, y que esto frenó o desaceleró la evolución de las
concepciones masónicas sobre creencias y no creencias de las grandes
logias pertenecientes a la Confederación Masónica Interamericana,
CMI, pese a que ésta ha mantenido casi la misma redacción de los
principios con los que fue creada en 1947. Pero en estas
circunstancias han prevalecido más bien sus Fundamentos de Derecho
Masónico Interpotencial, de naturaleza excluyente.
En
cambio, en el sector masónico liberal, la Confederación
Interamericana de Masonería Simbólica, CIMAS, emitió en 2002, y
reformó en 2005, su Declaración de Principios, la que respecto a
las creencias o no creencias religiosas dice lo siguiente:
“16.
Considerando que las ideas metafísicas son del dominio exclusivo de
la apreciación individual, la Institución rechaza toda afirmación
dogmática, por lo que no prohíbe ni impone a sus miembros ninguna
convicción teológica o metafísica. Enseña la práctica de la
tolerancia y combate el fanatismo, principalmente aquel que se
traduce en la explotación de la ignorancia.
“17.
Proclama los principios de LIBERTAD DEL PENSAMIENTO Y DE CONCIENCIA y
se compromete a defender los ideales y las instituciones laicas,
expresiones de los principios de la Razón, la Tolerancia y la
Fraternidad, que tienen por fin mantener un ambiente de convivencia
pacífica, pero que no supone indiferencia ante la diversidad de
ideas y creencias, pues la Institución declara que es objetivo
fundamental de la misma, la búsqueda de la verdad, para impulsar EL
PROGRESO DEL GENERO HUMANO, obstaculizado constantemente por la
ambición, la ignorancia y la superstición.” (CIMAS, 2005)
De
estos dos puntos, el 16 tiene exactamente el mismo texto del punto 16
de la Declaración de Principios de la Academia Maya de Rito
Primitivo, según documentos de 1997, mientras los puntos 17 de ambas
declaraciones de principios son muy similares, con tan solo una
ligera variante de redacción. Y sucede lo mismo con algunos otros
puntos. A su vez la Declaración de Principios de la Academia Maya
constituye una versión ampliada de la Declaración de Principios de
la Academia Mexicana del mismo Rito. Por tanto, podemos constatar que
la Declaración de Principios de una organización de tendencia
liberal como CIMAS está inspirada en buena medida en la Declaración
de Principios de la academia yucateca del Rito Primitivo, de
tendencia progresista.
Al
respecto consulté al querido hermano Elbio Laxalte Terra, ex Gran
Maestro del Gran Oriente de la Francmasonería del Uruguay GOFMU y ex
Presidente de CIMAS, sobre cómo se produjo esta influencia de los
principios masónicos del Rito Primitivo en una confederación
masónica como CIMAS y él me contestó, en sus partes pertinentes,
lo siguiente:
“Respecto
al tema de tu consulta, solo puedo decirte esto. Lo que tu planteas
es absolutamente cierto, hay una influencia clara de los documentos
mexicanos.- De dónde viene?- Quien tomó la iniciativa de creación
de una institución de unidad que luego fue CIMAS, fue la Gran Logia
Arquitectos de Acuario (GLADA), …. ellos nos invitaron [al Gran
Oriente de la Francmasonería del Uruguay] a discutir un documento
que sería su declaración de principios, que nos enviaron.- Nosotros
le hicimos modificaciones, pero su texto de base quedó bastante
igual al que enviaron. Esto fue por el 2001. Finalmente en setiembre
de 2002 se reunieron una cuantas potencias masónicas en San Pablo y
fundamos CIMAS.- Ahí me enteré que sobre el año 99, habían estado
conversando con mexicanos (no sé quiénes) con quienes se habló del
proyecto, y en ese documento original de declaración hubo injerencia
de estos HH:. mexicanos.- Pienso que el tema debe venir desde ese
lado. …” (Laxalte, 2015 abril 6)
Posteriormente,
el querido hermano Elbio se refiere a la influencia de estos
principios progresistas tanto en CIMAS como en el GOFMU, el cual
considera practica una “masonería de progreso”, para no
confundirla con el progresismo político gobernante en Uruguay:
“Otra
cosa interesante, es que si tú ves muchos de los tratados de amistad
que hemos firmado con otras potencias masónicas simbólicas, a
partir del 2002, cuando nos toca proponer un texto es muy similar al
de la declaración de principios de CIMAS, es decir, que por vía
indirecta estamos difundiendo los principios de la masonería
primitiva. …- Es que, una vez que estuvimos en CIMAS, compartiendo
esa declaración, pensamos que si teníamos tratados, lo ideal es que
contuvieran esos principios que acordamos. Esto también podés
agregar a tu trabajo de influencia del rito primitivo, naturalmente
nosotros no lo hicimos por ese rito, sino que en este caso provino
desde la declaración de principios de CIMAS. Pero, bueno, así se
dio esta vía…” (Laxalte, 2015 abril 7)
Es
decir, esto muestra que se ha producido una interesante evolución de
ciertos sectores masónicos liberales latinoamericanos hacia
posiciones progresistas, en lo que han tenido que ver hermanos
mexicanos de Rito Primitivo, la Gran Logia Arquitectos de Acuario del
Brasil, el Gran Oriente de la Francmasonería del Uruguay, la
Confederación Interamericana de Masonería Simbólica, y el querido
hermano Elbio Laxalte como Gran Maestro del GOFMU y Presidente de
CIMAS, todos los cuales, pese a su diversidad de ritos y prácticas
masónicas, han concordado en algunos principios.
Pero
a su vez, la idea central del punto 16 de las Declaraciones de
principios de CIMAS y de la Academia Maya, está basada en el
artículo 1 de la Constitución del Gran Oriente de Francia, que
suele leerse en la apertura de los trabajos rituales. La versión de
1979 del Cuaderno del Grado de Aprendiz del Gran Oriente de Francia,
inmediatamente anterior a las Declaraciones de Principios
mencionadas, dice:
“Institución
esencialmente filantrópica, filosófica y progresiva…”…
“La
Franc-Masonería tiene por objeto la BÚSQUEDA DE LA VERDAD, EL
ESTUDIO DE LA MORAL y la PRÁCTICA DE LA SOLIDARIDAD.
“Ella
trabaja por el MEJORAMIENTO MATERIAL Y MORAL y el PERFECCIONAMIENTO
INTELECTUAL Y SOCIAL de la humanidad.
“Ella
tiene por principios la TOLERANCIA MUTUA, el RESPETO A LOS OTROS Y A
UNO MISMO, la LIBERTAD ABSOLUTA DE CONCIENCIA.
“Considerando
las concepciones metafísicas como del dominio exclusivo de la
apreciación individual de sus miembros, ella se rehúsa a toda
afirmación dogmática.”… (GODF, 1979, p. 8)
Y
este texto tiene antecedentes en el propio Gran Oriente de Francia.
Al respecto, el querido hermano Víctor Guerra, Presidente del
Círculo de Estudios de Rito Francés “Roëttiers de Montaleau”,
especialista en el tema, ante una consulta de mi parte manifiesta que
“…el artículo 1 ha ido cambiando paulatinamente en función de
los tiempos, las modas y las ideologías.” (Guerra, 2015 abril 1) y
posteriormente añade: “No creo que la clave esté en el artículo
de las Constituciones, sino más bien en lo que entienden los ritos y
rituales por masonería,… la incorporación del artículo a modo de
resumen fue más tardío…”. (Guerra, 2015 abril 2)
Y
el querido hermano Víctor lo comprueba con un cuadro comparativo
sobre el sentido y principios francmasónicos en once rituales y pre
rituales que van desde el Luquet y el Sceau Rompu de 1745, cuando
todavía no había sentido de Ritos, hasta la última reforma al
ritual de referencia del Rito Francés del Gran Oriente de Francia,
edición de 6009 a:. l:. (2009); cuadro del cual se desprende,
respecto al punto que nos interesa sobre la evolución de las
creencias y no creencias masónicas, que hasta el Regulador de 1801
el Rito no tuvo nombre, fue simplemente Masonería, y para ese año
el sentido de ésta fue el estímulo y práctica de la virtud ético
moral y sus principios eran vivir en una perfecta igualdad, estar
unidos íntimamente por los vínculos del aprecio, la confianza y la
amistad, bajo la denominación de hermanos. El cuadro no aporta datos
sobre estos asuntos del Ritual Murat de 1858, pero sí del Ritual de
Referencia de 1907, al que añade como interrogación si se trata del
Ritual Amiable, en el que ya se habla de “Rite Français”, y en
el que el sentido de aquella francmasonería ya era filantrópica,
filosófica, progresiva, la verdad, el estudio de la moral y el
perfeccionamiento, y los principios eran la tolerancia mutua, el
respeto por sí mismo y a los otros, la libertad de conciencia, y que
rehúsa toda afirmación dogmática. (Guerra, 2015 abril 2).
Probablemente
en esta evolución del Gran Oriente de Francia hacia una posición
claramente liberal (aunque también califica de “progressive” a
su masonería, traducido por el propio GODF como progresiva –lo que
no es lo mismo que progresista-), tenga mucho que ver el positivismo
de Louis Amiable, pero también hay que considerar que la idea
fundamental de estos cambios viene de la reforma de 1877 a la
Constitución del Gran Oriente de Francia, en que la supresión de la
fórmula GADU -que había sido introducida en la Constitución en
1848- y la expresión del principio de la libertad de conciencia se
expresó, según el historiador Eugen Lennhoff (1979), diciendo que
“La masonería tiene por principios la absoluta libertad de
conciencia y la solidaridad humana. No excluye a nadie por razón de
su credo.” (p. 104), mientras que el mismo artículo 1 en 1826, es
decir 51 años antes, decía: “La Orden de los francmasones tiene
por objeto el ejercicio de la beneficencia, el estudio de la moral
universal, de las ciencias y de las artes, y la práctica de todas
las virtudes.” (Guerra, 2015 abril 5) Sin duda se trata de un
cambio muy importante.
Lo
mencionado da cuenta de las influencias doctrinarias existentes entre
distintas organizaciones masónicas, al menos a nivel declarativo. Y
en el ámbito latinoamericano un momento interesante de la evolución
doctrinaria se produjo en la ya referida Primera Conferencia
Interamericana de la Masonería Simbólica efectuada en 1947 en
Uruguay, por iniciativa principalmente de las Grandes Logias de
Argentina, Chile y Uruguay, en la cual se creó la Confederación
Masónica Interamericana, entre cuyos principios recogió la
concepción francesa de mejoramiento material y moral de la
humanidad, de ella adaptó la consideración de las concepciones
metafísicas como de apreciación individual y el rechazo a realizar
afirmaciones dogmáticas, al decir que deja a cada masón sus
criterios particulares sobre la naturaleza del GADU, que se abstiene
de actos confesionales, que no prohíbe ni impone a sus miembros
dogmas religiosos y que rechaza todo fanatismo. E incorporó la
concepción de masonería como un “movimiento filosófico activo”
y la del Gran Arquitecto del Universo como un “principio superior,
ideal”, originario y primera causa. Y parte de estos textos, como
las ideas francesas expuestas y su concepción de masonería como
movimiento filosófico activo, aparecen recogidas después por la
Academia Maya de Rito Primitivo y a través de ésta por CIMAS.
Por
tanto, se evidencia que en Latinoamérica han tenido importante
influencia los principios masónicos franceses pero también una
interesante línea de evolución propia de las concepciones
masónicas, interrumpida -al menos en cierto sector masónico- con la
injerencia inglesa, la que en buena medida aceleró la manifestación
de masonerías ideológicamente diferentes, las que se distinguen en
primer lugar por las creencias o no creencias religiosas, de lo que
se desprende la importancia de estudiarlas, pese a lo cual existen
entre ellas confluencia en torno a determinadas ideas, las cuales
constituyen puntos en común que no han sido valorados
suficientemente en función de la unión, prevaleciendo las
diferencias.
6.
Librepensamiento
Y
¿qué tiene que ver todo lo anterior con el librepensamiento?
Que
el librepensamiento supone el pleno ejercicio de la libertad mental
del ser humano, se contrapone radicalmente con la opresión
ideológica y el dogmatismo, está íntimamente relacionado con la
búsqueda de la verdad y puede ser causa del agnosticismo y el
ateísmo, o también consecuencia de estos.
El
librepensamiento, según la Declaración de Principios del XI
Congreso Internacional de Libre Pensamiento efectuado en Roma en
1904, es un método que guía la reflexión en constante búsqueda de
la verdad a través de la ciencia, del bien a través de la moral, y
de la belleza a través del arte; que no es puramente especulativo,
sino que se encamina a la acción, por lo que en el plano social es
laico, democrático y social, y por tanto rechaza, en nombre de la
dignidad de la persona humana, el triple yugo del poder abusivo de la
autoridad en materia religiosa, del privilegio en materia política y
del capital en materia económica. (AILP, 2013)
Sin
embargo de esta amplia e importante caracterización del
librepensamiento, cabe agregar a lo señalado lo que dice Rodrigo
Borja respecto de los librepensadores: “Librepensador- Es el
partidario del librepensamiento, o sea de la teoría de que la
inteligencia humana debe ir tan lejos como pueda en la indagación de
la verdad y que no puede estar limitada por las ataduras del dogma
religioso. …” (Borja, 2014)
Y
¿qué tiene que ver el librepensamiento con las masonerías?
Que
a los masones, sobre todo de las tendencias liberal y progresista,
generalmente se los identifica como librepensadores, que un
movimiento como el Libre Pensamiento Francés tiene en sus filas a
buen número de masones franceses, que la Asociación Internacional
de Libre Pensamiento AILP fue conformada por iniciativa del
Librepensamiento Francés y en ella también hay una interesante
presencia de masones de todo el mundo, de las más diversas
organizaciones y tendencias masónicas, que Ritos como el Primitivo y
confederaciones masónicas como CIMAS incluyen entre sus principios
el librepensamiento, que organizaciones masónicas que van desde el
Gran Oriente de Francia hasta la CMI califican a “la masonería”
como filosófica lo que supone el librepensamiento. En el caso de la
Logia Líbera Eugenio Espejo, incluye en su Constitución y en sus
programas de estudio al librepensamiento, a más de haber creado y
formar parte de la Asociación Ecuatoriana de Libre Pensamiento, en
la que también participan hermanas y hermanas de distintas
tendencias y organizaciones, así como librepensadores y
librepensadoras que no pertenecen a ninguna masonería, de forma
similar a lo que acontece en el plano internacional.
Pero
todo esto contrasta con la siguiente afirmación de nuestro querido
hermano Antonio Vergara, Director y Portavoz para Latinoamérica de
la Asociación Internacional de Libre Pensamiento: “En la AILP son
adherentes algunas personas que creen en Dios y ellos entienden
claramente que el librepensamiento es fundamental para el desarrollo
cultural de la sociedad, evidentemente luego de su creencia en Dios
lo que es la base indiscutida de sus vidas.” (Vergara, 2015).
Esta
situación podría resultar incompatible con los fundamentos del
librepensamiento, según el texto de la Declaración de Roma de 1904,
si las creencias religiosas llegasen a limitar o sesgar la libre
búsqueda de la verdad, pero no lo sería si esas creencias son
conclusiones no definitivas de la búsqueda de la verdad mediante la
reflexión filosófica y la investigación científica, y si ella
continúa. Por lo cual, también podría llevarles, por ejemplo, a
posicionamientos ateos, como consta en la Declaración de Oslo,
emitida cuando se creó la Asociación Internacional de Libre
Pensamiento en agosto de 2011, la que en su parte pertinente dice:
“Nosotros,
librepensadores, saludamos y apoyamos la creación de una asociación
internacional para promover el libre pensamiento, la laicidad, la
libertad de conciencia y del pensamiento crítico, en todo el mundo.
Manifestamos que nuestra asociación promueve el materialismo
filosófico, lo que implica el ateísmo, así como el abandono de
toda creencia en lo sobrenatural o de la religión y de cualquier
ideología afín a ellos.” (Vergara, 2013, p. 3)
Sin
embargo, dentro del movimiento del librepensamiento podrían
encontrarse personas en general y hermanos y hermanas en particular,
que, por ejemplo, formen parte de federaciones masónicas de la línea
de la regularidad inglesa, que si bien hayan ido modificando su forma
de pensar no hayan llegado a abandonar sus dogmas, y también quienes
no sean en realidad librepensadores o librepensadoras, pese a que así
se consideren, dadas sus creencias dogmáticas o su pensamiento
mágico, muy usual bajo distintos membretes o costumbres populares.
Por esto cobra sentido una recomendación que me permití hacer en
una ponencia enviada al IV Congreso de la AILP efectuado en Londres
en 2014, que plantea la necesidad de la formación como
librepensadores:
“El
librepensamiento no es un don mágico que se lo adquiere de la noche
a la mañana, sino que es fruto de un proceso formativo en que cada
persona desarrolla un conjunto de competencias que la llegan a
convertir en librepensadora. Estas competencias incluyen: valores
entre los que se encuentran la libertad, la racionalidad, la
honestidad intelectual, la tolerancia; actitudes tendientes a la
búsqueda de la verdad, el autoaprendizaje y la superación de
prejuicios; conocimientos específicos sobre el librepensamiento y
generales sobre ciencia, filosofía y todo lo que puede enriquecer el
saber humano; y habilidades que se logran con la práctica del
pensamiento lógico y el pensamiento y método científicos.
“…
no
debemos considerar simplemente que nuestras organizaciones agrupan
librepensadores y librepensadoras porque en alguna parte hay un
semillero de donde salen, sino que las organizaciones de nuestro
movimiento deberían servir en primer lugar como escuelas de
librepensamiento. Cada Círculo Laicista, cada Centro Cultural, cada
Asociación Nacional, cada Instituto de Estudios Contemporáneos,
debería constituir o formar en su seno, centros de estudio y de
práctica del librepensamiento, a los que accedan quienes se sientan
identificados con la idea del librepensamiento, pero que requieren
conocer y practicar el método librepensador así como adquirir
conocimientos relacionados, a fin de convertirse realmente en
librepensadores y librepensadoras. El movimiento del librepensamiento
no puede contentarse con la afiliación de miembros, sino que
requiere la formación de los mismos, ya que esto es lo que
determinará efectivamente que el movimiento esté formado por
librepensadores y librepensadoras.” (Fuchslocher, 2015, pp. 76-77)
Y
en primer lugar deberían ser las logias, especialmente liberales y
progresistas, las que formen librepensadores y librepensadoras. Así,
el movimiento del librepensamiento podría ser punto de encuentro y
centro de unión, en la operatividad, de masones y masonas de
distintas tendencias.
Sobre
este tema les recomiendo leer los documentos citados, algunos de
ellos disponibles en línea, particularmente el artículo “Religión”
del ex presidente Rodrigo Borja en su Enciclopedia de la Política,
el artículo “La Regularidad Masónica. El proceso uruguayo” de
Oscar Figueredo, y la Declaración de Principios de la Asociación
Internacional de Libre Pensamiento.
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