Resumen: Señala que no hay
coincidencia entre la imagen de una masoneria históricamente
revolucionaria, que en Latinoamérica aportó a nuestra
independencia, y algunas masonerías actuales, que son religiosas,
apolíticas y no admiten mujeres. Esto se debe a que se trata de
masonerias distintas, cada una de ellas con su propia ideología
(conservadora, liberal o progresista) la que se ha construido en base
a sus imaginarios, los que se sustentan en sus tradiciones, que
incluyen una mezcla de historia, mitos y leyendas. La ideología de
estas masonerías, que es la de los Ritos que las conforman, se
expresa en su ritualidad y concepción del poder. Este trabajo
destaca las particularidades del Rito Primitivo, de tendencia
progresista, comparándolo con los Ritos de tendencia conservadora
(York, Escocés) y liberal (Francés), en materia de ideología,
requisitos de admisión, el templo y la logia, la ritualidad, la
interpretación de los símbolos fundamentales, la organización, los
grados, los trabajos y sus lemas o invocaciones.
Introducción
Quien es invitado a iniciarse en una
logia masónica recibe una versión sobre lo que es «la masonería»,
sus características y sus requisitos de ingreso, pero esta
información generalmente no coincide con la imagen social que se
tiene al respecto en los países latinoamericanos, que da cuenta de
una institución que supuestamente ha propiciado revoluciones y
cambios sociales, y estaría integrada por anticlericales e incluso
por ateos.
Por el contrario, en las solicitudes
de ingreso de muchas logias, bajo la forma de «Programas Masónicos»,
se incluye, en unos casos, la adhesión a la creencia en Dios y la
inmortalidad del alma, y, en otros casos, se exige la admisión de
«un principio superior, primera causa de todo cuanto existe»
denominado «Gran Arquitecto del Universo», que muchos lo
interpretan como Dios. Además, dichas logias suelen sostener que la
Biblia es la manifestación de la voluntad revelada de Dios, que
respetan al Gobierno establecido del país en que residen, que en sus
reuniones no se pueden tratar asuntos políticos o religiosos, que no
admiten mujeres, y que estos principios no pueden cambiar.
Si se les pregunta sobre otras
opciones que no incluyan este tipo de exigencias, suelen aclarar que
la de ellos es una masonería «regular», dando a entender con esto
que es auténtica o legítima, reconocida por determinadas
organizaciones masónicas internacionales o por la Gran Logia Unida
de Inglaterra, a la que consideran una especie de «Vaticano»
masónico, pues otras masonerías, llamadas por ellos «irregulares»
por no respetar estrictamente estas creencias y prácticas, serían
algo así como espurias.
Las logias tildadas de «irregulares»
por las primeras, a sí mismas se califican de «liberales» o
«adogmáticas», y se diferencian porque admiten mujeres, no exigen
creencias religiosas y tienen una cierta apertura para el tratamiento
teórico de temas sociales que pueden rayar con la política o con la
religión, es decir son organizaciones cuyos requisitos de
pertenencia guardan cierta similitud con las asociaciones no
confesionales que se forman libremente en países que pretenden ser
democráticos.
Todas estas logias presentan la
honorable apariencia de organizaciones conservadoras o liberales,
equivalentes en lo masónico a los partidos homónimos prácticamente
desaparecidos, pero ellas no solo no calzan con el imaginario
popular, sino tampoco con la información histórica, pues este tipo
de masonerías conservadoras o liberales no habrían admitido a
masones y logias de carácter progresista, que trabajasen
políticamente por la consecución de transformaciones
revolucionarias, es decir a los masones y logias a las que
pertenecieron los próceres que lograron nuestra independencia.
Esta aparente contradicción se debe
a que la masonería del imaginario popular y de la historia de
nuestra independencia fue una, y las masonerías conservadoras y
liberales de la actualidad son otras. Se trata de masonerías muy
distintas.
La masonería progresista y
revolucionaria es la primera que llega a nuestros países, con el
propósito de organizar la independencia, lucha por ella, pero luego
de que se la consigue, cumplida su misión, desaparece. Las
masonerías conservadoras y liberales, también conocidas como
andersonianas (por haberse sustentado originalmente en una
Constitución masónica redactada a principios del siglo XVIII por el
pastor presbiteriano James Anderson), sin embargo resultan
posteriores, pues se afincan en nuestros países ya entrado el siglo
XIX, sobre la base de «cartas patentes» de origen europeo o
norteamericano, por lo que no tienen parentesco con la masonería
progresista, representada por las «logias lautarinas», a las que
incluso pretenden negarles el carácter de masónicas, por el simple
hecho de que no concuerdan con su idea particular de lo que es
masonería.
En los años cincuenta del siglo XX
esta situación fue vista desde México, por parte de los hermanos S.
Bradt y J. Labrador, de la siguiente manera:
«… el ciudadano revolucionario
mexicano, liberal, republicano y anticlerical, es calificado por su
ideología de “libertino” dentro de la masonería andersoniana,
que lo obliga a ser “humilde” y “pacífico súbdito del Poder
Civil” y, por lo tanto, enemigo de la Revolución. Si el Benemérito
Juárez, digno francmasón progresista, hubiera sido un “pacífico
súbdito”, este ciudadano mexicano no sería hoy ciudadano, sino
súbdito de la monarquía de los descendientes del emperador
Maximiliano, que Juárez fusiló». 1
Las masonerías conservadoras desde
el principio se institucionalizan, dada su aspiración al orden, por
lo que construyen templos y conforman su membrecía principalmente
con quienes tienen cierta fortuna y poder, y en la actualidad se
conforman por miembros de las clases medias altas, principalmente
profesionales y empresariales. Son pues todo lo contrario de la
masonería progresista, por su aspiración al cambio, que no
construyó templos físicos y casi no trabajó en ellos, y que
incorporó como sus miembros a revolucionarios cuyas mayores
posesiones eran su intelecto y su espada. Por su parte, si bien hay
alguna presencia anterior, el desarrollo efectivo en la Región
Andina de las masonerías liberales se produjo en las últimas
décadas del siglo XX entre las clases medias de la sociedad,
contando como referente principal la masonería liberal francesa. La
actual masonería progresista, heredera de la de la independencia,
tiene un proceso de resurgimiento en Latinoamérica que se consolida
en la década de los cincuenta del siglo XX, pero solo en los últimos
años ha empezado a salir a la luz y a extenderse en Sudamérica,
principalmente entre sectores intelectuales de izquierdas.
La existencia actual de estas tres
grandes tendencias ideológicas de la masonería, o tres tipos de
masonerías, distintas entre ellas, la masonería conservadora, la
masonería liberal y la masonería progresista, es algo que
convendría conozca un candidato o candidata antes de iniciarse y
debería saber el masón o masona ilustrados, a fin de que su
militancia masónica responda a su forma de pensar y se realice en la
organización más concordante con su pensamiento, so pena de que se
frustren sus aspiraciones y abandone la masonería, como muchos
hacen.
Imaginario, historia e ideología de
las masonerías
Así como las personas tenemos una
ideología, aunque algunas lo nieguen o proclamen el fin de las
mismas (lo que generalmente denota una ideología conservadora), las
distintas masonerías, o «ritos masónicos», tienen también una
ideología, que se ha ido decantando a lo largo de siglos, como lo
muestran sus particulares historias.
Vamos a referirnos brevemente a las
tres grandes tendencias masónicas mencionadas, a través de sus
«Ritos» más representativos practicados en el Ecuador, para lo
cual debemos tener presente que los Ritos son expresiones
estructuradas de las ideologías masónicas, que se manifiestan en
forma de trabajos ceremoniales cargados de simbolismo ‒sus
rituales‒, que tienen una historia o tradición particular, una
concepción del poder, y grados adicionales que desarrollan sus
concepciones, los cuales son administrados por organizaciones que
gobiernan al Rito dentro del territorio de los países, o al menos,
en algunos casos, sus grados a partir del cuarto.
Nos referiremos al Rito de York, al
Rito Escocés Antiguo y Aceptado, al Rito Moderno o Francés y al
Rito Primitivo.
La masonería conservadora la
encontramos, entre otros, en el Rito de York y en el Rito Escocés
Antiguo y Aceptado, aunque especialmente en este último suelen
encontrarse algunos talleres, masones y masonas, con concepciones
liberales y progresistas. La masonería liberal tiene como exponente
al Rito Moderno o Francés, pero en él también se encuentran
talleres, masones y masonas, conservadores y progresistas. Y la
masonería progresista está representada principalmente por el Rito
Primitivo, que cuida el ingreso de miembros ideológicamente afines.
Todos estos Ritos han construido sus
ideologías sobre la base de su particular tradición histórica, la
cual suele contener, en mayor o menor medida, elementos efectivamente
históricos, generalmente interpretados desde su perspectiva,
mezclados con una serie de mitos y leyendas, presentados como si
todos fuesen hechos ciertos, pero que en realidad reflejan el
imaginario del Rito, el que cuenta no necesariamente la Historia como
fue, sino como sus fundadores y miembros hubiesen querido que sea, es
decir, reflejan muchos de sus sueños e ideales, a manera de
exposición de una «edad dorada» que quisieran reconstruir. De ahí
la importancia de sus tradiciones y leyendas, pues ellas mantienen
vivos sus ideales y manifiestan su ideología.
Sin embargo, en logias de todos
estos Ritos hay integrantes que se han dedicado a desentrañar la
verdad histórica, y fruto de sus trabajos se han verificado o
corregido hechos puntuales recogidos por la tradición; se ha
desmitificado la misma; o se han formulado nuevas hipótesis; pero
sobre todo han mostrado el enorme trabajo que en esta materia aún
queda por delante.
El Rito «Moderno» o Francés es
heredero directo del rito que practicaban los «Modernos», es decir
los masones de la primera «Gran Logia», o agrupación de logias,
fundada en Londres en 1717, al que posteriormente también se lo
llamó Rito Inglés, pero que luego de años de afincarse en tierras
francesas se lo denominó Rito Francés.
El llamado Rito Inglés fue creado
en Inglaterra por miembros de iglesias protestantes, tomando como
base ciertos usos u costumbres de la masonería operativa artesanal,
de la masonería semi especulativa escocesa del siglo anterior y
antiguas reglamentaciones de cofradías de constructores medievales,
a las que modificaron y adaptaron para que esa nueva masonería
permitiese convivir en paz a personas de distintas iglesias y
concepciones religiosas, a fin de respaldar a la nueva casa real de
Hannover, ya que esta no contaba con un brazo político, función que
a la época y en ese contexto cumplían ciertas logias. Su tradición
histórica se remonta a la construcción del Templo Salomón, donde
consideran se origina la masonería, aunque muchas veces hablan de
una mayor antigüedad.
Esta creación inglesa, que implicó
una incipiente aceptación de la libertad de conciencia, en Francia
tuvo un desarrollo particular que fortaleció la apertura ideológica
inicial, lo que la llevó hasta finales del siglo XVIII a una firme
defensa de la libertad de conciencia, eliminando todo rezago de
manifestaciones confesionales, y a una identificación con los
postulados fundamentales de la Revolución Francesa, lo que configuró
claramente su tendencia liberal, incluso con preocupación social. A
fines del siglo XX adquirió mayores ribetes internacionales y la
apertura de algunas grandes logias y grandes orientes a la admisión
de mujeres. Su tradición histórica, si bien en sus orígenes es
básicamente la misma que la del Rito Inglés, se centra
fundamentalmente en su posterior desarrollo en Francia y su
vinculación, primero con la aristocracia y luego con los personajes
e ideales de la Revolución Francesa, para desembocar en su
progresiva evolución laica y de preocupación social.
Sin embargo, en Inglaterra, a la
Gran Logia de Londres, es decir la que practicaba el llamado Rito
Inglés (aunque la idea de «ritos» es posterior), le surgió un
competidor a mediados del siglo XVIII, conformado por masones
tradicionalistas principalmente irlandeses denominados los
«Antiguos», cuya tradición histórica sostiene que sus orígenes
como organización en Inglaterra se remonta a la masonería operativa
del siglo X de la ciudad de York, y su base de pensamiento y
prácticas es la religiosidad cristiano conservadora de la
organización. A esta corriente se la conoce como Rito de York, y es
la que impuso mayoritariamente sus puntos de vista cuando a
principios del siglo XIX se fusionaron en Inglaterra los «Antiguos»
y los «Modernos», fruto de lo cual surgió una nueva organización
y un nuevo Rito, conocido como Rito Emulación, muy similar al de
York. Pero el de York construyó un sistema de grados colaterales muy
extendido, especialmente en Gran Bretaña y Norteamérica, aunque
también hay una vertiente escocesa del mismo.
El Rito Escocés Antiguo y Aceptado
(REAYA) fue creado a principios del siglo XIX sobre la base de
sistemas de grados masónicos surgidos a lo largo del siglo XVIII,
los cuales se sustentan en la concepción de sus miembros
aristócratas que consideraba pobre la herencia artesanal de la
masonería de Rito Inglés y quería sustituirla por una tradición
caballeresca y aristocrática, de la que pudiesen enorgullecerse,
adoptar ideales románticos, y que les otorgase prestigio social.
En este Rito hay que diferenciar la
historia de su organización, respecto de los antecedentes orgánicos
e ideológicos que lo generaron, pues el surgimiento del REAYA es el
resultado de un largo proceso que consolidación de diversos grados
escocecistas, que desde su origen pretendieron ser superiores e
inspirados en las antiguas órdenes de caballería y de manera
particular en la admisión de templarios en la masonería operativa
escocesa, luego de disuelta su Orden. A su vez, estos grados
escoceses y escocecistas, que se desarrollaron principalmente en
Francia, y sirvieron como repositorios de diversas corrientes
esotéricas en boga en la época, tienen como antecedente histórico
la efectiva presencia en Francia, en distintos momentos del siglo
XVII, de logias militares jacobitas, es decir logias que en el siglo
anterior a la fundación de la Gran Logia de Londres, desempeñaron
el papel de partido político de apoyo a la Casa de los Estuardos y a
sus pretendientes al trono de Inglaterra y Escocia, principalmente
Jacobo II, de quien toman su nombre, logias muy tradicionalistas y
conservadoras, pro monárquicas y aristocráticas, con importante
presencia de católicos. La tradición menciona que el pretendiente
al trono inglés Carlos Eduardo Estuardo, habría sido el «Superior
Desconocido» de esta «Orden» hasta que habría transmitido sus
poderes a Federico II de Prusia, a quien se atribuye el otorgamiento
de las primeras constituciones del Rito a finales del siglo XVIII.
El Rito Primitivo, que se denomina a
sí mismo Francmasonería Primitiva, fue reconstituido en América
Latina en el siglo XX, en un proceso iniciado entre las dos guerras
mundiales, sobre la base de los trabajos y archivos históricos de
Silvestre Savintsky, uno de los últimos miembros de la Academia
Francmasónica para Bielorusia y Ucrania, así como del apoyo inicial
y documentación proporcionada por la Academia Francmasónica
Francesa. Gracias a esta labor, a la traducción de documentos del
francés y del ruso, y a la formación de hermanos progresistas, se
reconstituyó en Latinoamérica el Rito y se consolidó en la década
de los cincuenta del siglo XX. Su tradición histórica menciona que
en la Florencia de fines del siglo XV, en el seno de los gremios de
las artes liberales, surgió el proyecto de creación de una Academia
que, tomando formas organizativas de la masonería operativa,
sirviese como centro de formación y de lucha político ideológica
laica y republicana, principalmente frente al papado. Esta idea logró
concretarla en Francia, en 1517, uno de los promotores originales de
la idea, Leonardo Da Vinci, bajo la forma de «Logia Francmasónica»,
a partir de lo cual esta francmasonería se desarrolló secretamente,
y fue la que agrupó a masones progresistas y revolucionarios en
distintas épocas y lugares diversos, como los liderados por Cromwell
en Inglaterra; los enciclopedistas en Francia, de donde surgieron los
ideales de la Revolución Francesa; los liderados por Jefferson en
Estados Unidos; Miranda y las logias lautarinas en Sudamérica;
Juárez y el Rito Nacional Mexicano en México.
Más allá del predominio del
carácter histórico o legendario de todas estas tradiciones de los
distintos ritos, el imaginario creado a partir de las mismas genera
también un sentido de orgullo respecto de las figuras paradigmáticas
de cada Rito, como pueden ser los grandes maestros miembros de la
familia real británica para el Rito de York y el Rito Emulación;
Federico II de Prusia o Presidentes de los EE.UU. para el Rito
Escocés Antiguo y Aceptado; famosos aristócratas, intelectuales y
políticos para el Rito Francés; y personajes como Leonardo Da Vinci
y Francisco de Miranda para el Rito Primitivo. Las preferencias a
este respecto tienen una indudable carga ideológica.
Si bien a partir de todo esto se
encuentra establecida la tendencia ideológica de estos ritos
(salvando sus excepciones), conservadora la del Rito de York y del
Rito Escocés Antiguo y Aceptado, liberal la del Rito Moderno o
Francés, y progresista la del Rito Primitivo, son sus imaginarios,
sustentados en sus tradiciones históricas, en las que se mezclan
historia y leyenda, los que otorgan las particularidades a estos
Ritos, en sus aspectos ritualísticos, de concepción de poder y su
estructura gradual. Así, la ritualidad yorkina es de base bíblica;
la escocecista es bíblica, caballeresca y esotérica; la francesa es
simbólica, racionalista y laica; y la primitiva es metafórica
artesanal, librepensadora y social. La concepción del poder yorkina
es monárquica, y concentra el poder en sus Venerables Maestros y
Grandes Maestros; la escocecista es aristocrática, centrando el
poder en sus Consejos de Oficiales y en los Altos Grados que
conforman al Rito como una «Orden»; y la francesa y primitiva son
democráticas, con Presidentes subordinados a la mayoría de Maestros
Masones.
Las distancias ideológicas han
dificultado la vinculación entre estos Ritos, con la excepción de
las actuales buenas relaciones entre los dos ritos conservadores
mencionados, los que en el siglo XIX superaron sus diferencias,
gracias al acuerdo por el que los grados simbólicos del rito Escocés
pasaron a ser administrados por las Grandes Logias, mayoritariamente
yorkinas o emulación, y los grados 4 al 33 del Rito Escocés
quedaron a cargo de sus Supremos Consejos, y al reconocimiento entre
sí de sus organizaciones simbólicas y de altos grados mediante la
suscripción de Tratados de Paz y Amistad. La distancia que
actualmente subsiste es entre la masonería conservadora frente a la
liberal y a la progresista, debido a las concepciones excluyentes de
la primera y a las diferencias ideológicas y de propósitos de todas
ellas, aunque existan puntos de coincidencia en torno a algunos
ideales y valores.
Cabe aclarar que, pese a los
congresos, conferencias y confederaciones masónicas regionales y
mundiales, los ritos se expresan orgánicamente en «obediencias» o
«potencias», generalmente de carácter nacional, las cuales, si
bien se adscriben doctrinaria y formalmente dentro de un rito
determinado, suelen imprimirle al mismo particularidades especiales.
Ejemplo de esto es el Gran Oriente Latinoamericano, cuyo rito es el
francés, pero que como potencia soberana ha superado ciertas
limitaciones que mantienen otras potencias de este Rito y le ha dado
un carácter un tanto más progresista.
Particularidades de la
Francmasonería Primitiva
Quienes pertenecen a las masonerías
de corte tradicional están acostumbrados a ciertas ideas y
prácticas, a las que consideran como esencia de la masonería, es
más, debido a la formación recibida, suelen considerar que las
características del rito al que pertenecen son las características
de toda la masonería, cual si ésta conformase una sola institución,
cuando en la realidad la masonería es una corriente que, desde una
perspectiva orgánica, resulta similar al caso del cristianismo, pues
una y otra corriente carecen de una organización mundial y por el
contrario se caracterizan por su división en innumerables
organizaciones independientes entre sí, con concepciones y prácticas
muy diferenciadas.
Habiéndonos referido en grandes
líneas a las características generales de la Francmasonería
Primitiva, corresponde referirnos a los principales aspectos
particulares que la diferencian de las otras masonerías.
Ideología
Tanto las masonerías conservadoras
como las liberales tiene como punto en común el mayor o menor grado
de aceptación del sistema económico, político y social imperante
en el mundo, sea por su negativa a tratar asuntos políticos, o
porque no pasan de criterios generales que solo propician ciertas
mejoras del sistema.
Por el contrario, la Francmasonería
Primitiva tiene posiciones transformadoras, que en el caso
ecuatoriano plantea el trabajo de todas las fuerzas progresistas,
tendiente al logro de la finalidad libertaria de la Francmasonería
Primitiva, que implica dar término al sistema injusto prevaleciente
en el mundo, basado en el actual modelo económico de la
globalización, y sus expresiones jurídicas, políticas, culturales
y comunicacionales, que benefician a unos pocos a costa de la pobreza
de las mayorías y la progresiva destrucción de la naturaleza, con
el propósito de sustituirlo por un sistema libre, igualitario y
fraterno, que beneficie a todos y preserve el planeta para las
futuras generaciones.
Requisitos de admisión
Para pertenecer al Rito de York se
requiere ser «hombre libre y de buenas costumbres», creer en Dios y
en la inmortalidad del alma, y aceptar que la Biblia es la
manifestación de la voluntad revelada de Dios. En el Rito Escocés
practicado por la masonería conservadora también se requiere ser
«hombre libre y de buenas costumbres», pero en lugar de Dios se
exige la admisión de «un principio superior, primera causa de todo
cuanto existe» denominado «Gran Arquitecto del Universo». En el
Rito Francés y en las logias de Rito Escocés de la masonería
liberal, se requiere ser una persona «libre y de buenas costumbres»,
es decir, se admiten también mujeres y no se exigen creencias
religiosas.
En cambio, la Francmasonería
Primitiva requiere que sus candidatos o candidatas tengan una
importante trayectoria ‒generalmente en el tercer grado‒ en otras
organizaciones masónicas; y, fundamentalmente, que se caractericen
por su verticalidad e irreprochable comportamiento ético en su vida
pública y privada; sus posiciones laicas y antidogmáticas; sus
convicciones progresistas, que propugnen transformaciones sociales en
beneficio de las mayorías; su actitud comprometida, responsable y
militante; y su afinidad conceptual y de personalidad con el resto de
integrantes de la respectiva Logia, que permita la cohesión grupal.
El Templo y la Logia
En las masonerías tradicionales
resulta casi impensable el trabajo masónico si no se cuenta con un
templo, es decir un local físico donde reunirse, representativo del
mundo, acondicionado con muchos elementos simbólicos, y debidamente
«consagrado», pues se lo considera un recinto sagrado. En los Ritos
Escocés y York existe un ara o altar representativo de sus
principales símbolos. En este Templo se reúne la Logia, o
asociación de masones, pero pese a que se sostiene que siete o más
maestros masones pueden constituir una logia, en la práctica éstas
no funcionan sino mediante «dispensación» o «carta constitutiva»
otorgada por una Gran Logia, es decir requieren permiso de esta para
reunirse y existir. Sus trabajos se realizan principalmente en un
templo, mediante reuniones que en Ecuador generalmente tienen
frecuencia semanal.
En la Francmasonería Primitiva no
se requiere indispensablemente de templos físicos, representativos
del mundo, sino que las reuniones se efectúan «bajo la bóveda
celeste», es decir con entera libertad, en cualquier lugar del mundo
‒el cual obviamente no requiere consagración‒ por lo que
cualquier casa, local, o un lugar abierto, pero que brinde
privacidad, resulta adecuado para efectuar un reunión, colocando sus
símbolos fundamentales en un sitio central y destacado, que sirve de
ara. La Logia existe por la sola voluntad de al menos siete Maestros
Aprobados, pero para formar parte de la Academia Masónica del
respectivo país, debe solicitar su reconocimiento y federación a la
misma. Como su trabajo principal es de carácter operativo en la
sociedad, sus reuniones presenciales rituales se efectúan
principalmente para la realización de ceremonias y para la
planificación y coordinación de sus actividades, por lo que el
debate de temas y más requerimientos de interacción se realizan de
distinta manera, con tendencia a un importante uso de las TICs.
La ritualidad
Los rituales yorkinos y
escocecistas, cuyos antecedentes fueron creados en el siglo XVIII,
son muy elaborados y pretenden el impacto sicológico de quienes
reciben grados, pero también las tenidas ordinarias están cargadas
de gran solemnidad y cumplimiento de detalles rigurosos. En la
ritualidad francesa lo que se pretende es el impacto del intelecto
mediante explicaciones racionalistas y simbólicas.
En la Francmasonería Primitiva las
reuniones ordinarias, según las circunstancias pueden carecer de
ritualidad o utilizar una muy sencilla, que constituye un
procedimiento de organización con mención de los principios
fundamentales del Rito. Las reuniones ceremoniales revisten mayor
solemnidad y se basan en una exposición de fundamentos ideológicos
y metáforas de la construcción en función del estudio y el trabajo
en la sociedad actual.
Los símbolos fundamentales
En las masonerías tradicionales los
símbolos fundamentales son la escuadra, el compás y la letra G, que
se colocan sobre un libro de la ley. Estos símbolos revisten
diversos simbolismos, entren los que destacan el altruismo y la
espiritualidad para el compás y la materialidad y rectitud para la
escuadra, los que juntos representan la unión de macrocosmos y
microcosmos, mientras la letra G significa God, o Dios en inglés, o
las ideas de generación o de gnosis. El libro de la ley es de la ley
sagrada en el Rito de York, es decir la Biblia; de la ley moral, sin
que necesariamente sea la Biblia, en el Rito Escocés; y de la ley
masónica, la constitución de la obediencia masónica más los
principios generales de la primera Constitución de Anderson, en el
Rito Francés, el cual añade la espada para simbolizar la igualdad.
En la Francmasonería Primitiva los
símbolos fundamentales son la estrella, la escuadra, el compás, y
un libro de Geometría. La estrella es el símbolo del progreso y
representa sus ideales de libertad, fraternidad, justicia; la
escuadra y el compás simbolizan respectivamente el trabajo material
e intelectual, cuya interacción genera la cultura; el libro de
Geometría es símbolo de la Ciencia, la que también está
representada por la letra G. Sus reuniones se efectúan bajo la
bóveda celeste y ante los mencionados símbolos del trabajo, la
cultura y la ciencia.
La organización
En las masonerías tradicionales las
logias simbólicas se organizan en grandes logias o grandes orientes.
Generalmente las grandes logias de la regularidad inglesa son de Rito
York o Rito Emulación, aunque por excepción también hay grandes
logias de Rito Escocés, como la Gran Logia de Chile. Las grandes
logias yorkinas suelen ser autocráticas con gran preeminencia y
concentración del poder efectivo en los grandes maestros en la gran
logia y en los venerables maestros en las logias. En la regularidad
liberal las agrupaciones de logias suelen adoptar el nombre de
grandes orientes, tomando como base el Rito Francés, aunque
permitiendo en sus logias la práctica de este Rito junto con algún
otro, generalmente el Escocés.
En la Francmasonería Primitiva
todos los cuerpos masónicos de este rito, cualquiera sea su grado,
conforman la Academia Francmasónica del país, la cual cuenta con un
Gobierno Federal de las Logias de Capacitación para la
administración de los tres primeros grados, cuya organización es
democrática. Por tanto, las academias son, a la vez, grandes logias
y supremos consejos, que administran sus nueve grados. Sus logias y
cuerpos cuentan con un Presidente, con funciones de representación,
quien suele ser un mandatario de los maestros aprobados de la
respectiva logia o cuerpo. Las academias no practican otro rito que
el Primitivo y ninguna otra organización puede practicar este rito
fuera del ámbito de las academias. Los maestros aprobados de una
logia de capacitación, que tengan un grado adicional a los tres
primeros, constituyen una logia de maestros secretos vinculada a la
de capacitación, pero adscrita a la Gran Comisión Ejecutiva de la
Academia.
Los grados
En las masonerías que practican los
ritos York, Escocés y Francés, las grandes logias o grandes
orientes administran los ritos regularmente reconocidos por su tipo
de masonería, en sus grados de aprendiz, compañero, maestro, y el
Real Arco en el Rito de York, que en realidad para este caso solo
incluye a los maestros instalados y past masters, organizados en
cámaras de maestros instalados. Los grados simbólicos de esos ritos
son equivalentes entre sí, por lo que es posible la transferencia
entre ritos, pero en las masonerías de regularidad inglesa debe
seguirse el procedimiento de «regularización». En estos ritos
primero se confiere el grado y luego se emprenden los estudios del
mismo, los que una vez concluidos permiten el paso al siguiente
grado. El tiempo de paso de un grado a otro, salvo excepciones, suele
ser en Ecuador de entre tres meses y un año. Los grandes maestros
tienen facultades para dispensar requisitos y tiempos para el
otorgamiento de grados e incluso puede conferir «grados a la vista».
Además, y desgraciadamente, los grados suelen convertirse en motivo
de vanidad o de poder interno.
En la Francmasonería Primitiva son
las academias, a través de sus gobiernos federales de las logias de
capacitación, las que administran los grados de capacitación de
aprendiz aprobado, compañero aprobado y maestro aprobado. Por esto,
las logias de capacitación, que trabajan en los tres primeros grados
del Rito, cumplen un papel similar a las logias simbólicas de otros
ritos. Pero estos grados de capacitación, dada la diferencia de
contenidos de sus estudios, no son equivalentes a los grados
simbólicos de otros ritos, por lo que no se admite la transferencia
entre ritos, lo que significa que quien es admitido o admitida en la
Francmasonería Primitiva necesariamente debe iniciarse (o
reiniciarse) en ella. En la Francmasonería Primitiva la iniciación
confiere la calidad de Aprendiz Iniciado, pero solo luego de
concluidos los estudios correspondientes se confiere el grado de
Aprendiz Aprobado; cosa similar sucede en el segundo y en el tercer
grado. El tiempo de estudio es de tres años para el grado de
Aprendiz Aprobado, dos años para el de Compañero Aprobado, y dos
años para el de Maestro Aprobado; por lo que la edad masónica
refleja no solo el grado sino el tiempo de estudio y trabajo en la
institución, a partir de la iniciación: tres años del Aprendiz
Aprobado, cinco años del Compañero Aprobado, y 7 años del Maestro
Aprobado. El otorgamiento de grados está vinculado al proceso de
formación y por consiguiente no se otorgan de otra manera que no sea
como consecuencia de la docencia, con sujeción a los tiempos
establecidos. Además, dados sus fundamentos igualitario y operativo,
los grados no son motivo de vanidad ni de poder, e incluso el
conocimiento de la edad masónica de los hermanos se considera algo
reservado, por lo que si se llegan a saber es por motivos de
necesidad.
Los Ritos de York, Escocés y
Francés cuentan con sistemas de grados adicionales a los simbólicos,
los que son administrados por cuerpos distintos a las grandes logias
o grandes orientes. En cambio, en la Francmasonería Primitiva, los
grados adicionales a los de capacitación son administrados por
cuerpos específicos de la propia Academia Francmasónica.
Los trabajos
En las masonerías tradicionales
«trabajo» es prácticamente sinónimo de reuniones presenciales o
de artículos que plasman por escrito la investigación o reflexión
personal sobre un tema, no siempre con rigor académico. Los
«programas de trabajos» son en realidad una lista de temas de
artículos con el nombre y la fecha en que deben ser leídos por los
integrantes de una logia.
En la Francmasonería Primitiva, los
«trabajos» se refieren a su actividad operativa, que a partir de
investigaciones histórico masónicas y sobre temas económicos,
sociales, políticos, culturales y comunicacionales, produce, por una
parte, la toma de posiciones sobre estos asuntos y en ocasiones la
difusión de análisis y conclusiones, y, por otra parte, la
formulación y ejecución de proyectos de acción tendentes a la
organización o capacitación popular sobre bases libertarias.
Corolario
Los trabajos de muchas masonerías
tradicionales se realizan:
A LA GLORIA DEL GRAN ARQUITECTO DEL
UNIVERSO.
Los trabajos en la Francmasonería
Primitiva se efectúan:
POR EL TRIUNFO DE LA VERDAD
CIENTÍFICAMENTE DEMOSTRABLE,
POR EL PROGRESO DEL GÉNERO HUMANO,
POR LA UNIÓN, SOLIDARIDAD Y
COOPERACIÓN ENTRE LOS FRANCMASONES,
POR LA LIBERTAD, IGUALDAD Y
FRATERNIDAD UNIVERSALES.
Saber es poder.
Valle de Quito, a 21 de febrero de
2010, c:. g:.
1 Bradt S. y Labrador J. (2009). Introducción [a la primera
edicción] en Pompier C. ¿Qué es la Francmasonería Primitiva?
Quito: Pentalpha.
Fuente:
https://academiafrancmasonicaecuatoriana.wordpress.com/2010/02/21/aproximacion-al-rito-primitivo/#more-130