sábado, 15 de octubre de 2016

MOZART Y “LA FLAUTA MÁGICA” (Por Antonio Vergara Lira)

Reseña: Esta exposición narra el mensaje masónico contenido en la magnífica ópera La Flauta Mágica, en cuya creación confluyeron un grupo de destacados hermanos masones: Mozart, Shikaneder, Von Borgn, para luego realizar un repaso de la vida de Wolfang Amadeus Mozart, que incluye la mención a sus antepasados, también masones, y la referencia a actas y comunicaciones de las logias de la época, relativas a su afamado y apreciado hermano Mozart. Aspecto importante de este trabajo es la aclaración, recurriendo a datos serios, sobre la muerte de Mozart y sobre su sepelio, dejando sin sustento las falacias que se han tratado de inventar al respecto. Otro asunto de importancia es la crítica que nuestro hermano Antonio realiza a la película “Amadeus”, señalando con claridad las mentiras y absurdos en que incurre esta producción cinematográfica, que pretende desprestigiar a Mozart, a otras importantes personalidades de su entorno y a la masonería.

“La Flauta Mágica”

Corría el mes de marzo de 1791 cuando el querido hermano Emmanuel Schikaneder, hermano de Logia de Mozart, le invita a “poner la música” a un libreto basado en los episodios más significativos de la obra “Misterios Egipcios”, contando con la asesoría del Gran Maestro de la Masonería austriaca, respetado hermano Ignaz von Born. La ópera se llamaría “La Flauta Mágica”.

El 30 de septiembre se estrena con gran éxito dicha obra. Dirige la orquesta el querido hermano Mozart y en el papel de Papageno el querido hermano Schikaneder.

El argumento masónico de la obra, entendido generalmente sólo por iniciados en la masonería, lo podemos resumir de la manera siguiente.

El príncipe Tamino es un hombre interesado en la “búsqueda de la verdad”, pero está acosado por los problemas de la vida y sus “monstruos”. Es convencido temporalmente por la Reina de la Noche, que representa a la religión, y sus tres enviadas, diciendo que es la “madre de la verdad” y que si Tamino quiere obtenerla debe rescatarla del Templo del Sol (la Francmasonería), donde la tienen secuestrada.

Tamino conoce a Papageno, un hombre bueno, pero sin mayores aspiraciones filosóficas, quién sólo quiere cazar sus pájaros, conseguir buena comida y una compañera. Hacen amistad y juntos intentan el rescate de la “verdad”, representada físicamente por Pamina.

Papageno con su simpleza va directamente al lugar del supuesto secuestro. Tamino, en cambio, prefiere enfrentar, conforme lo dice su conciencia, a los secuestradores.

Al llegar Tamino donde se reúne la Logia es detenido por el Guarda Templo quién le explica que sólo con la razón podrá llegar a la “verdad” y que para ello el primer paso es la Iniciación en las prácticas y doctrinas de la Orden.

Tamino duda y vuelven los monstruos. Se decide al ingreso señalado, pues confía aún en la flauta mágica que le entregó la religión, instrumento que se puede interpretar como el dogma, como la creencia en ayudas superiores, lo desconocido y gravitante, o como las supersticiones, único elemento que hasta ese momento tenía para llegar a la verdad.

Tamino pregunta: ¿cuándo se romperán los lazos del silencio? La respuesta es: ¡Cuándo la fraternidad te lleve de la mano para unirte al concierto sabio del Templo!

La Logia estudia los antecedentes de Tamino y se preguntan sus miembros: ¿estamos seguros que Tamino tendrá la fortaleza necesaria para soportar las pruebas que le aguardan? El Venerable Maestro contesta: ¡es un hombre, es suficiente!

Cumplidas las primeras pruebas en la Cámara de Reflexiones y en la del Silencio, Tamino obtiene el derecho a realizar tres viajes misteriosos y Papageno es premiado con lo que aspiraba: buena comida, vino y una compañera.

En los viajes Tamino todavía mantiene la flauta mágica, pero también lo acompaña Pamina… la “verdad”, pues ha iniciado el verdadero camino para obtenerla. Y en estos viajes recuerda la inscripción que leyera antes de hacerlos: “quien haga esta ruta sin mirar atrás será purificado por el fuego, el agua y el aire y si puede vencer el terror de la muerte saldrá del seno de la tierra, verá la nueva luz y tendrá derecho a preparar su intelecto para la revelación de los misterios de la vida”.

Cumple los viajes sin accidentes, desecha la flauta mágica y se convierte en un iniciado.

Por su parte, los tres genios -que en definitiva son la conciencia de los personajes- han repetido la trilogía de: silencio, paciencia y perseverancia, entre otras proclamas de racionalidad.

La religión, el dogma y el oscurantismo han luchado por vencer a la “Luz” que viene de Oriente y han tratado de obtener el “escudo de siete capas del Sol” que poseía el Venerable Maestro de la Logia, para lo cual recurren a la fuerza y son derrotados en esta oportunidad…

Los moros de la obra, que representan a los jesuitas, originalmente infiltrados en la masonería, como ocurrió históricamente, son descubiertos en sus acciones traicioneras y expulsados, y no pueden obtener a la “verdad” …

Entre cánticos maravillosos el Venerable Maestro entrega a su hija Pamina, la Logia goza de gran fraternidad y en la “búsqueda de la verdad” … hay un triunfo sobre la mentira y el dogma.

Wolfgang Amadeus Mozart

El 27 de enero de 1756 nace en Salzburgo, Austria, Wolfgang Amadeus Mozart, de quién tanto se ha escrito, siendo estas breves pinceladas síntesis de autorizados antecedentes que han llegado a mi poder, entre las más de trece mil obras, libros, monografías y trabajos de investigación que se han escrito sobre la materia.

El 5 de diciembre de 1791, entre dolores inaguantables y sus dedos deformes, con sólo 35 años, muere Mozart… y comienzan las malvadas leyendas, generalmente conocidas, como la que dice que “A comienzos de 1792, su esposa Constanza busca en el cementerio de San Marcos la tumba de su esposo, el sepulturero haciendo memoria comentó: debe ser aquel muerto que llegó cuando llovía a cántaros, alguien dijo que había sido un músico muy bueno… sí, tiene que ser él, que llegó completamente solo, solo no, un perro vagabundo llegó hasta el lugar del entierro, se quedó un rato parado y luego se marchó”.

Insolentes mayores afirman que Mozart fue envenenado por el músico Salieri. Y se invirtieron grandes capitales en la película “Amadeus”, que la sociedad de consumo y la estupidez humana obligó a plagarla de mentiras para hacerla “taquillera”. Los habitantes de Legnano, tierra natal de Salieri, iniciaron una demanda por calumnias en contra de los productores de la película.

Pero vuelvo a la realidad, en la página 364 del tomo I de la obra “Los Grandes Compositores”, edición Salvat, publicación aceptada como seria, dice:

“… También en torno al funeral y al entierro se ha tejido una leyenda que es totalmente falsa, el cadáver no fue conducido “desamparado de todos y sólo acompañado de un perro”, a los funerales asistieron muchos músicos y amigos, hasta la puerta de la ciudad, según la costumbre y conforme a esta misma costumbre tampoco asistió su esposa Constanza. La tarde del 6 de diciembre de 1791 fue apacible y soleada en Viena. No fue enterrado en una fosa común, pero no teniendo una sepultura propia, previamente adquirida, el sepulturero no recordó, luego, el lugar exacto del entierro”.

De conformidad con los estudios científicos realizados se ha determinado que la muerte de nuestro querido hermano Mozart se produjo por causas naturales y se ha descartado que haya sido asesinado.

Mozart y la masonería.

Las primeras noticias biográficas sobre Mozart las debemos a George Nicolaus Nissen, quien en 1878 publicó una vida del compositor. Nissen se casó en segundas nupcias con la viuda Constanza, recopiló toda la nutrida correspondencia de Mozart, pero no obtuvo el material masónico pues la familia lo había destruido.

Sus biografías masónicas son de hace poco tiempo y sus resultados son sorprendentes. Sus biógrafos dicen que el querido hermano Mozart provenía de una familia estrechamente ligada a la masonería: se ha podido llegar hasta el tatarabuelo, David Mozart (1620-1685), albañil y maestro de obras en Augusta, miembro de una Logia “operativa”, y su abuelo Johann fue preboste de la Corporación de los Constructores de Augusta.

Son muchas e importantes las obras musicales de Mozart basadas en textos masónicos y sus relaciones con la masonería antes de su ingreso a ella, según los expertos.

Su iniciación se produce en 1784, apenas siete años antes de su muerte, en la Logia “La Beneficencia”, cuyo Venerable Maestro era el respetado hermano Otto von Gemmingen-Hornberg, taller que había sido fundado un año antes, el 11 de febrero de 1783. Era una Logia pequeña, razón por la cual sus miembros preferían trabajar en el Templo de la Logia “La Verdadera Concordia” o en el de la Madre Logia de ambas: “La Esperanza Coronada”.

A pesar de la Bula Papal de 1738 condenando a la masonería y con la opinión en contra de María Teresa y su hijo José II, las logias austriacas trabajaban en esa época con gran entusiasmo y se habían convertido en un lugar de encuentro de élites internacionales de la cultura y la política.

Por ejemplo, la Logia “La Verdadera Concordia” contaba en 1785, cuando Mozart comenzó a frecuentarla, con unos doscientos hermanos, siendo su Venerable Maestro el respetado hermano Ignaz von Born.

Por insistencia de Mozart, el 6 de abril de 1785 se inicia su padre Leopoldo.

Todos estos acontecimientos hacen que Mozart dedique gran parte de su tiempo a las composiciones de música masónica, muy abundantes, como conocemos hoy.

Con motivo de su ascenso a Maestro, el 22 de abril de 1785, junto con su padre, quién debía regresar a Salzburgo y a quien no volvería a ver jamás, compone sus obras masónicas más significativas: la cantata Die Maurerfreude (La alegría masónica) K. 471 y la Maurerische Travermusik (Música fúnebre masónica) K. 477.

La información al respecto es abundante, pues sólo con las actas de estas Logias habría para escribir innumerables páginas.

La actividad y el cariño de los hermanos para Mozart se comprueban con esta Circular de dicha época, enviada a los diversos talleres austriacos:

“Con el objeto de ayudar a dos hermanos extranjeros, que se han quedado sin dinero, las Logias “Las Tres Águilas” y “La Palmera” organizan un concierto el miércoles próximo, 20 de octubre, a las seis y media de la tarde, en el Hotel de las Logias, en que el hermano Mozart se dejara oír. Se ruega fraternalmente a las Logias hermanas hacer circular esta información entre sus miembros y pedirles acudan en el mayor número posible a este concierto, a cuya entrada se ruega depositar a favor de los hermanos extranjeros una contribución dejada a su discreción”.

Firmaban esta circular los Venerables Maestros Puthon y Loybel y en una posdata el Secretario Kette, añadía: “El hermano Mozart divertirá a los concurrentes con sus improvisaciones tan apreciadas”.

Pero esta fraterna felicidad termina el 11 de diciembre de 1785, cuando el Emperador ordena intervenir las logias por la policía. Se ordenó el funcionamiento de una sola logia por ciudad, capital de región. Luego se pidió el listado de sus miembros, días de reuniones y temas a tratar, “siempre con la indicación de la hora”.

Con esto se produce un obvio decaimiento en la masonería y temor en muchos hermanos, pero Mozart continua con gran actividad.

El 30 de septiembre de 1791 se estrena “La Flauta Mágica”” y el 15 de noviembre entrega a su Logia el “lied” para la clausura de la Logia: “Enlacemos nuestras manos” el que luego se transformará en un himno nacional. Y este es el adiós de Mozart que hace cantar a sus hermanos, les habla de amor, trabajo y del futuro, para terminar con la palabra “luz”.

En la emocionante Tenida Fúnebre por Mozart, el querido hermano Friedrich Hensler se expresó así:

“Permitidme venerables y dignísimos hermanos abordar un tema tristísimo para todos nosotros y que al presente nos afecta, el Gran Arquitecto del Universo ha querido arrancar de nuestra fraterna cadena a uno de los eslabones más queridos y beneméritos, ¿quién no conocía?, ¿quién no estimaba?, ¿quién no amaba? a nuestro digno y querido hermano Mozart. Hace muy pocas semanas estaba todavía entre nosotros celebrando con sus mágicas notas la consagración de nuestro Templo”.

“Fue un celoso miembro de nuestra Orden, amor para los hermanos, tolerancia, bondad, beneficencia, verdadero e íntimo sentimiento de alegría cuando podía ayudar con sus dotes a sus hermanos”.

“Las cenizas de nuestro hermano, para nosotros siempre querido, descansan en paz. Su precoz muerte sea, para nosotros, el más enérgico estímulo a la virtud. Que nuestro recuerdo se una a él en los lugares ultraterrenos donde la plena luz de la eterna fuente de Jehová se manifiesta a todos los verdaderos masones”.

Recientemente, publicaciones de prensa se han hecho eco de rumores falsos y han dicho que Mozart habría fallecido a causa de un Ritual llevado a cabo por la Masonería o que murió envenenado por su rival y enemigo, Antonio Salieri, ayudado por su mujer Isidora, y que ambos habrían sido instrumento de la Masonería.

Sin embargo, en el adiós a Mozart estuvieron sus hermanos príncipes, barones, oficiales superiores, altos funcionarios públicos, diplomáticos, escritores, músicos, banqueros, comerciantes e intelectuales. Sin duda en esa “cadena fúnebre” estuvo el príncipe Carl Lichnowsky, el maestro Beethoven, el escritor Ignaz de Luca, el distinguido músico Haydn, el cronista Johann Pezzl, el crítico Gaspar Riesbeck, el filósofo Goethe… y muchos otros distinguidos hermanos, quienes, al decir de la prensa calumniosa, lo asesinaron por revelar los secretos masónicos en la ópera La Flauta Mágica.

Me pregunto, siguiendo la lógica de la calumnia: ¿y por qué no asesinaron al hermano Schikaneder o al Gran Maestro von Born, responsables del libreto, y condenaron a quien solo compuso la música? Estas afirmaciones malintencionadas desconocen el carácter eminentemente ético de la masonería.

La Película “Amadeus”

He manifestado anteriormente mi opinión sobre la película Amadeus, lo que ha servido para que se la califique de “Amadeus… Falsus”, razón por la que reitero lo antes expuesto:

Con gran éxito de público y premios, el cine nos presentó una película relacionada con la vida de Mozart, lamentablemente alejada de la realidad histórica, lo que me obliga hacer algunas aclaraciones para que quienes la hayan visto o la vean a futuro no queden con una falsa imagen de este genio, quedando la defensa de Antonio Salieri para otros que conozcan mejor su vida.

Por comentarios de hombres importantes de su época y por las innumerables cartas que de él tenemos, se puede establecer que Mozart fue un joven atormentado, con gran sentido del honor, tremendamente responsable, enemigo de todo lo que afectara su salud y con un humor normal. El maestro Haydn lo señaló como: “trágico, profundo y acongojado”.

No hay antecedentes serios para calificarlo como frívolo, irresponsable, mujeriego o de apariencia estúpida, como se muestra en la película.

Los estudiosos nunca han sospechado de Antonio Salieri como responsable de la muerte de Mozart. Las rivalidades en las Cortes eran normales. Recordemos, además, que los habitantes de Legnano, ciudad natal de Salieri, demandaron a los productores de la película por el infundado desprestigio de su coterráneo.

Puntualmente:

No son efectivos los preliminares al estreno de “Las Bodas de Fígaro”. Es más, basta conocer el libreto de la ópera para darnos cuenta de lo anterior.

De total inexactitud e ignorancia resulta la relación entre el Comendador y el padre de Mozart. No debemos olvidar que dicho argumento corresponde a la obra de Tirso de Molina llamada “El Burlador de Sevilla”, libreto que fue escrito antes de la muerte de Leopoldo, el padre. Recordemos además que esta obra fue estrenada en Praga.

Entre la fecha del estreno de La Flauta Mágica y la muerte de Mozart transcurrieron dos meses y cinco días. Y, en lo que respecta a esta obra, nunca nadie, y menos sus autores, la han considerado como un vodevil, muy por el contrario.

No es efectivo que Mozart fuera reemplazado por un desmayo el día del estreno de “La Flauta Mágica”, ni que Salieri lo llevara a su casa, ni menos que muriera al día siguiente.

Hasta 1964 no se sabía quién le solicitó el Réquiem a Mozart, sólo se conocía que el mensajero no era vienés, pues actuó a rostro descubierto.

No hay antecedentes que puedan certificar que Salieri tuviese acceso al Réquiem.

La historia nos informa muy bien sobre Emmanuel Shikaneder y del Barón von Switen, las personalidades presentadas en la película no les corresponden de manera alguna.

Mozart fue acompañado a su última morada solo por el sepulturero, como eran las costumbres de la época, pues el cortejo no podía ingresar al cementerio, por lo tanto es falso que lo acompañara un sacerdote hasta su entierro.

Basten estos pocos antecedentes para advertir que la trama de la película es una ficción y lamentar que hayan tomado las vidas de hombres tan ilustres que no merecen tal distorsión.