Reseña: Esta exposición narra el mensaje masónico contenido en la
magnífica ópera La Flauta Mágica, en cuya creación confluyeron un
grupo de destacados hermanos masones: Mozart, Shikaneder, Von Borgn,
para luego realizar un repaso de la vida de Wolfang Amadeus Mozart,
que incluye la mención a sus antepasados, también masones, y la
referencia a actas y comunicaciones de las logias de la época,
relativas a su afamado y apreciado hermano Mozart. Aspecto importante
de este trabajo es la aclaración, recurriendo a datos serios, sobre
la muerte de Mozart y sobre su sepelio, dejando sin sustento las
falacias que se han tratado de inventar al respecto. Otro asunto de
importancia es la crítica que nuestro hermano Antonio realiza a la
película “Amadeus”, señalando con claridad las mentiras y
absurdos en que incurre esta producción cinematográfica, que
pretende desprestigiar a Mozart, a otras importantes personalidades
de su entorno y a la masonería.
“La Flauta Mágica”
Corría el mes de marzo de 1791 cuando el querido hermano Emmanuel
Schikaneder, hermano de Logia de Mozart, le invita a “poner la
música” a un libreto basado en los episodios más significativos
de la obra “Misterios Egipcios”, contando con la asesoría del
Gran Maestro de la Masonería austriaca, respetado hermano Ignaz von
Born. La ópera se llamaría “La Flauta Mágica”.
El 30 de septiembre se estrena con gran éxito dicha obra. Dirige la
orquesta el querido hermano Mozart y en el papel de Papageno el
querido hermano Schikaneder.
El argumento masónico de la obra, entendido generalmente sólo por
iniciados en la masonería, lo podemos resumir de la manera
siguiente.
El príncipe Tamino es un hombre interesado en la “búsqueda de la
verdad”, pero está acosado por los problemas de la vida y sus
“monstruos”. Es convencido temporalmente por la Reina de la
Noche, que representa a la religión, y sus tres enviadas, diciendo
que es la “madre de la verdad” y que si Tamino quiere obtenerla
debe rescatarla del Templo del Sol (la Francmasonería), donde la
tienen secuestrada.
Tamino conoce a Papageno, un hombre bueno, pero sin mayores
aspiraciones filosóficas, quién sólo quiere cazar sus pájaros,
conseguir buena comida y una compañera. Hacen amistad y juntos
intentan el rescate de la “verdad”, representada físicamente por
Pamina.
Papageno con su simpleza va directamente al lugar del supuesto
secuestro. Tamino, en cambio, prefiere enfrentar, conforme lo dice su
conciencia, a los secuestradores.
Al llegar Tamino donde se reúne la Logia es detenido por el Guarda
Templo quién le explica que sólo con la razón podrá llegar a la
“verdad” y que para ello el primer paso es la Iniciación en las
prácticas y doctrinas de la Orden.
Tamino duda y vuelven los monstruos. Se decide al ingreso señalado,
pues confía aún en la flauta mágica que le entregó la religión,
instrumento que se puede interpretar como el dogma, como la creencia
en ayudas superiores, lo desconocido y gravitante, o como las
supersticiones, único elemento que hasta ese momento tenía para
llegar a la verdad.
Tamino pregunta: ¿cuándo se romperán los lazos del silencio? La
respuesta es: ¡Cuándo la fraternidad te lleve de la mano para
unirte al concierto sabio del Templo!
La Logia estudia los antecedentes de Tamino y se preguntan sus
miembros: ¿estamos seguros que Tamino tendrá la fortaleza necesaria
para soportar las pruebas que le aguardan? El Venerable Maestro
contesta: ¡es un hombre, es suficiente!
Cumplidas las primeras pruebas en la Cámara de Reflexiones y en la
del Silencio, Tamino obtiene el derecho a realizar tres viajes
misteriosos y Papageno es premiado con lo que aspiraba: buena comida,
vino y una compañera.
En los viajes Tamino todavía mantiene la flauta mágica, pero
también lo acompaña Pamina… la “verdad”, pues ha iniciado el
verdadero camino para obtenerla. Y en estos viajes recuerda la
inscripción que leyera antes de hacerlos: “quien haga esta ruta
sin mirar atrás será purificado por el fuego, el agua y el aire y
si puede vencer el terror de la muerte saldrá del seno de la tierra,
verá la nueva luz y tendrá derecho a preparar su intelecto para la
revelación de los misterios de la vida”.
Cumple los viajes sin accidentes, desecha la flauta mágica y se
convierte en un iniciado.
Por su parte, los tres genios -que en definitiva son la conciencia de
los personajes- han repetido la trilogía de: silencio, paciencia y
perseverancia, entre otras proclamas de racionalidad.
La religión, el dogma y el oscurantismo han luchado por vencer a la
“Luz” que viene de Oriente y han tratado de obtener el “escudo
de siete capas del Sol” que poseía el Venerable Maestro de la
Logia, para lo cual recurren a la fuerza y son derrotados en esta
oportunidad…
Los moros de la obra, que representan a los jesuitas, originalmente
infiltrados en la masonería, como ocurrió históricamente, son
descubiertos en sus acciones traicioneras y expulsados, y no pueden
obtener a la “verdad” …
Entre cánticos maravillosos el Venerable Maestro entrega a su hija
Pamina, la Logia goza de gran fraternidad y en la “búsqueda de la
verdad” … hay un triunfo sobre la mentira y el dogma.
Wolfgang Amadeus Mozart
El 27 de enero de 1756 nace en Salzburgo, Austria, Wolfgang Amadeus
Mozart, de quién tanto se ha escrito, siendo estas breves pinceladas
síntesis de autorizados antecedentes que han llegado a mi poder,
entre las más de trece mil obras, libros, monografías y trabajos de
investigación que se han escrito sobre la materia.
El 5 de diciembre de 1791, entre dolores inaguantables y sus dedos
deformes, con sólo 35 años, muere Mozart… y comienzan las
malvadas leyendas, generalmente conocidas, como la que dice que “A
comienzos de 1792, su esposa Constanza busca en el cementerio de San
Marcos la tumba de su esposo, el sepulturero haciendo memoria
comentó: debe ser aquel muerto que llegó cuando llovía a cántaros,
alguien dijo que había sido un músico muy bueno… sí, tiene que
ser él, que llegó completamente solo, solo no, un perro vagabundo
llegó hasta el lugar del entierro, se quedó un rato parado y luego
se marchó”.
Insolentes mayores afirman que Mozart fue envenenado por el músico
Salieri. Y se invirtieron grandes capitales en la película
“Amadeus”, que la sociedad de consumo y la estupidez humana
obligó a plagarla de mentiras para hacerla “taquillera”. Los
habitantes de Legnano, tierra natal de Salieri, iniciaron una demanda
por calumnias en contra de los productores de la película.
Pero vuelvo a la realidad, en la página 364 del tomo I de la obra
“Los Grandes Compositores”, edición Salvat, publicación
aceptada como seria, dice:
“… También en torno al funeral y al entierro se ha tejido una
leyenda que es totalmente falsa, el cadáver no fue conducido
“desamparado de todos y sólo acompañado de un perro”, a los
funerales asistieron muchos músicos y amigos, hasta la puerta de la
ciudad, según la costumbre y conforme a esta misma costumbre tampoco
asistió su esposa Constanza. La tarde del 6 de diciembre de 1791 fue
apacible y soleada en Viena. No fue enterrado en una fosa común,
pero no teniendo una sepultura propia, previamente adquirida, el
sepulturero no recordó, luego, el lugar exacto del entierro”.
De conformidad con los estudios científicos realizados se ha
determinado que la muerte de nuestro querido hermano Mozart se
produjo por causas naturales y se ha descartado que haya sido
asesinado.
Mozart y la masonería.
Las primeras noticias biográficas sobre Mozart las debemos a George
Nicolaus Nissen, quien en 1878 publicó una vida del compositor.
Nissen se casó en segundas nupcias con la viuda Constanza, recopiló
toda la nutrida correspondencia de Mozart, pero no obtuvo el material
masónico pues la familia lo había destruido.
Sus biografías masónicas son de hace poco tiempo y sus resultados
son sorprendentes. Sus biógrafos dicen que el querido hermano Mozart
provenía de una familia estrechamente ligada a la masonería: se ha
podido llegar hasta el tatarabuelo, David Mozart (1620-1685), albañil
y maestro de obras en Augusta, miembro de una Logia “operativa”,
y su abuelo Johann fue preboste de la Corporación de los
Constructores de Augusta.
Son muchas e importantes las obras musicales de Mozart basadas en
textos masónicos y sus relaciones con la masonería antes de su
ingreso a ella, según los expertos.
Su iniciación se produce en 1784, apenas siete años antes de su
muerte, en la Logia “La Beneficencia”, cuyo Venerable Maestro era
el respetado hermano Otto von Gemmingen-Hornberg, taller que había
sido fundado un año antes, el 11 de febrero de 1783. Era una Logia
pequeña, razón por la cual sus miembros preferían trabajar en el
Templo de la Logia “La Verdadera Concordia” o en el de la Madre
Logia de ambas: “La Esperanza Coronada”.
A pesar de la Bula Papal de 1738 condenando a la masonería y con la
opinión en contra de María Teresa y su hijo José II, las logias
austriacas trabajaban en esa época con gran entusiasmo y se habían
convertido en un lugar de encuentro de élites internacionales de la
cultura y la política.
Por ejemplo, la Logia “La Verdadera Concordia” contaba en 1785,
cuando Mozart comenzó a frecuentarla, con unos doscientos hermanos,
siendo su Venerable Maestro el respetado hermano Ignaz von Born.
Por insistencia de Mozart, el 6 de abril de 1785 se inicia su padre
Leopoldo.
Todos estos acontecimientos hacen que Mozart dedique gran parte de su
tiempo a las composiciones de música masónica, muy abundantes, como
conocemos hoy.
Con motivo de su ascenso a Maestro, el 22 de abril de 1785, junto con
su padre, quién debía regresar a Salzburgo y a quien no volvería a
ver jamás, compone sus obras masónicas más significativas: la
cantata Die Maurerfreude (La alegría masónica) K. 471 y la
Maurerische Travermusik (Música fúnebre masónica) K. 477.
La información al respecto es abundante, pues sólo con las actas de
estas Logias habría para escribir innumerables páginas.
La actividad y el cariño de los hermanos para Mozart se comprueban
con esta Circular de dicha época, enviada a los diversos talleres
austriacos:
“Con el objeto de ayudar a dos hermanos extranjeros, que se han
quedado sin dinero, las Logias “Las Tres Águilas” y “La
Palmera” organizan un concierto el miércoles próximo, 20 de
octubre, a las seis y media de la tarde, en el Hotel de las Logias,
en que el hermano Mozart se dejara oír. Se ruega fraternalmente a
las Logias hermanas hacer circular esta información entre sus
miembros y pedirles acudan en el mayor número posible a este
concierto, a cuya entrada se ruega depositar a favor de los hermanos
extranjeros una contribución dejada a su discreción”.
Firmaban esta circular los Venerables Maestros Puthon y Loybel y en
una posdata el Secretario Kette, añadía: “El hermano Mozart
divertirá a los concurrentes con sus improvisaciones tan
apreciadas”.
Pero esta fraterna felicidad termina el 11 de diciembre de 1785,
cuando el Emperador ordena intervenir las logias por la policía. Se
ordenó el funcionamiento de una sola logia por ciudad, capital de
región. Luego se pidió el listado de sus miembros, días de
reuniones y temas a tratar, “siempre con la indicación de la
hora”.
Con esto se produce un obvio decaimiento en la masonería y temor en
muchos hermanos, pero Mozart continua con gran actividad.
El 30 de septiembre de 1791 se estrena “La Flauta Mágica”” y
el 15 de noviembre entrega a su Logia el “lied” para la clausura
de la Logia: “Enlacemos nuestras manos” el que luego se
transformará en un himno nacional. Y este es el adiós de Mozart que
hace cantar a sus hermanos, les habla de amor, trabajo y del futuro,
para terminar con la palabra “luz”.
En la emocionante Tenida Fúnebre por Mozart, el querido hermano
Friedrich Hensler se expresó así:
“Permitidme venerables y dignísimos hermanos abordar un tema
tristísimo para todos nosotros y que al presente nos afecta, el Gran
Arquitecto del Universo ha querido arrancar de nuestra fraterna
cadena a uno de los eslabones más queridos y beneméritos, ¿quién
no conocía?, ¿quién no estimaba?, ¿quién no amaba? a nuestro
digno y querido hermano Mozart. Hace muy pocas semanas estaba todavía
entre nosotros celebrando con sus mágicas notas la consagración de
nuestro Templo”.
“Fue un celoso miembro de nuestra Orden, amor para los hermanos,
tolerancia, bondad, beneficencia, verdadero e íntimo sentimiento de
alegría cuando podía ayudar con sus dotes a sus hermanos”.
“Las cenizas de nuestro hermano, para nosotros siempre querido,
descansan en paz. Su precoz muerte sea, para nosotros, el más
enérgico estímulo a la virtud. Que nuestro recuerdo se una a él en
los lugares ultraterrenos donde la plena luz de la eterna fuente de
Jehová se manifiesta a todos los verdaderos masones”.
Recientemente, publicaciones de prensa se han hecho eco de rumores
falsos y han dicho que Mozart habría fallecido a causa de un Ritual
llevado a cabo por la Masonería o que murió envenenado por su rival
y enemigo, Antonio Salieri, ayudado por su mujer Isidora, y que ambos
habrían sido instrumento de la Masonería.
Sin embargo, en el adiós a Mozart estuvieron sus hermanos príncipes,
barones, oficiales superiores, altos funcionarios públicos,
diplomáticos, escritores, músicos, banqueros, comerciantes e
intelectuales. Sin duda en esa “cadena fúnebre” estuvo el
príncipe Carl Lichnowsky, el maestro Beethoven, el escritor Ignaz de
Luca, el distinguido músico Haydn, el cronista Johann Pezzl, el
crítico Gaspar Riesbeck, el filósofo Goethe… y muchos otros
distinguidos hermanos, quienes, al decir de la prensa calumniosa, lo
asesinaron por revelar los secretos masónicos en la ópera La Flauta
Mágica.
Me pregunto, siguiendo la lógica de la calumnia: ¿y por qué no
asesinaron al hermano Schikaneder o al Gran Maestro von Born,
responsables del libreto, y condenaron a quien solo compuso la
música? Estas afirmaciones malintencionadas desconocen el carácter
eminentemente ético de la masonería.
La Película “Amadeus”
He manifestado anteriormente mi opinión sobre la película Amadeus,
lo que ha servido para que se la califique de “Amadeus… Falsus”,
razón por la que reitero lo antes expuesto:
Con gran éxito de público y premios, el cine nos presentó una
película relacionada con la vida de Mozart, lamentablemente alejada
de la realidad histórica, lo que me obliga hacer algunas
aclaraciones para que quienes la hayan visto o la vean a futuro no
queden con una falsa imagen de este genio, quedando la defensa de
Antonio Salieri para otros que conozcan mejor su vida.
Por comentarios de hombres importantes de su época y por las
innumerables cartas que de él tenemos, se puede establecer que
Mozart fue un joven atormentado, con gran sentido del honor,
tremendamente responsable, enemigo de todo lo que afectara su salud y
con un humor normal. El maestro Haydn lo señaló como: “trágico,
profundo y acongojado”.
No hay antecedentes serios para calificarlo como frívolo,
irresponsable, mujeriego o de apariencia estúpida, como se muestra
en la película.
Los estudiosos nunca han sospechado de Antonio Salieri como
responsable de la muerte de Mozart. Las rivalidades en las Cortes
eran normales. Recordemos, además, que los habitantes de Legnano,
ciudad natal de Salieri, demandaron a los productores de la película
por el infundado desprestigio de su coterráneo.
Puntualmente:
No son efectivos los preliminares al estreno de “Las Bodas de
Fígaro”. Es más, basta conocer el libreto de la ópera para
darnos cuenta de lo anterior.
De total inexactitud e ignorancia resulta la relación entre el
Comendador y el padre de Mozart. No debemos olvidar que dicho
argumento corresponde a la obra de Tirso de Molina llamada “El
Burlador de Sevilla”, libreto que fue escrito antes de la muerte de
Leopoldo, el padre. Recordemos además que esta obra fue estrenada en
Praga.
Entre la fecha del estreno de La Flauta Mágica y la muerte de Mozart
transcurrieron dos meses y cinco días. Y, en lo que respecta a esta
obra, nunca nadie, y menos sus autores, la han considerado como un
vodevil, muy por el contrario.
No es efectivo que Mozart fuera reemplazado por un desmayo el día
del estreno de “La Flauta Mágica”, ni que Salieri lo llevara a
su casa, ni menos que muriera al día siguiente.
Hasta 1964 no se sabía quién le solicitó el Réquiem a Mozart,
sólo se conocía que el mensajero no era vienés, pues actuó a
rostro descubierto.
No hay antecedentes que puedan certificar que Salieri tuviese acceso
al Réquiem.
La historia nos informa muy bien sobre Emmanuel Shikaneder y del
Barón von Switen, las personalidades presentadas en la película no
les corresponden de manera alguna.
Mozart fue acompañado a su última morada solo por el sepulturero,
como eran las costumbres de la época, pues el cortejo no podía
ingresar al cementerio, por lo tanto es falso que lo acompañara un
sacerdote hasta su entierro.
Basten estos pocos antecedentes para advertir que la trama de la
película es una ficción y lamentar que hayan tomado las vidas de
hombres tan ilustres que no merecen tal distorsión.