Reseña: Relato sobre la relación
de nuestro querido hermano Antonio con Ecuador, luego de salir de
Chile tras el golpe de 1973, en el que entrelaza lo masónico y lo
cultural en un trazado expuesto en la Gran Logia Mixta de Chile.
Recuerda una disertación en Chile del historiador ecuatoriano Jorge
Núñez sobre el primer grito de independencia quiteña de 1809, en
que destacan los chilenos María Ontaneda y Larraín y el querido
hermano Fray Camilo Henríquez. La masonería ecuatoriana nació con
influencia ideológica francesa, operativa y con presencia lautarina;
luego perdió fuerza pero renació con el liberalismo; el querido
hermano Eloy Alfaro instauró un Estado laico con avances sociales,
pero fue asesinado. Luego la masonería perdió influencia y el
liberalismo decayó, pero surgieron posturas socialdemócratas, en
Chile tomó fuerza el Partido Radical y posteriormente en Ecuador el
Partido Izquierda Democrática, que en 1988 llegó al poder con
Rodrigo Borja, en cuyo gobierno participaron algunos ministros y
asesores pertenecientes a la Gran Logia Equinoccial, habiendo sido un
período de progreso social y honestidad. Durante ese gobierno
hermanos chilenos exiliados trabajaron y aportaron a la educación y
la cultura. Ello le permitió conocer y compartir con el maestro
Oswaldo Guayasamín, un grande de la pintura, cuya obra refleja el
sufrimiento de los desposeídos y su conciencia social. Una tercera
pincelada de recuerdos se refiere a eventos culturales y de defensa
de los derechos humanos organizados en Italia por parte de masones
ecuatorianos, chilenos e italianos, incluida una muestra pictórica
del maestro Guayasamín. Termina reflexionando sobre las
preocupaciones y acciones guiadas por los principios masónicos
aplicados a la realidad social de pueblos que constituimos una sola
Nación, concepción en la que considera se enmarcan las historias
narradas.
Luego que salí exiliado de Chile
tras el golpe fascista de 1973, mis gratas relaciones con la
República del Ecuador se han desarrollado por treinta y siete años,
de los cuales veinte fueron de residencia estable en Quito, tiempo
que me dió la oportunidad de conocer la historia y la cultura
ecuatoriana, trabajar masónicamente y compartir con un “grande”
de la pintura universal, el maestro Oswaldo Guayasamín.
Estos apuntes, que les presento, son
breves pinceladas destinadas a incentivar a mis hermanos y hermanas
de Chile al conocimiento de este país, relacionado de formas
insospechadas con nuestro quehacer nacional, especialmente a través
de la actividad masónica y cultural.
El distinguido historiador
ecuatoriano Jorge Núñez hace poco tiempo disertó en Santiago sobre
el primer grito de independencia americana de 1809 acaecido en Quito,
evento organizado por la Embajada del Ecuador y la Sociedad Chilena
de Historia y Geografía.
En este acto nos recordó que en las
gestas libertarias de toda América, que se extendieron desde
California hasta la Patagonia, la masonería tuvo una participación
importante en el Continente y fundamental en Ecuador y Chile.
Nos contó también que en la gesta
quiteña del 10 de Agosto, el fraile chileno Fray Camilo Henríquez
fue uno de los conspiradores , quién en años posteriores siendo
congresista de su país acuñó la enaltecedora frase de “Quito,
luz de América”. Además, una importante heroína de esta gesta
fue doña María Ontaneda y Larraín, nieta de don Santiago Larraín,
un chileno que presidió la Audiencia de Quito.
Fray Camilo Henríquez, quién fuera
enviado al exilio por la Iglesia católica a Quito, en castigo por
sus ideas libertarias, hizo gran amistad con el sabio quiteño don
Eugenio Espejo, descollante personalidad entre los ilustrados de la
época, fundador del primer diario de la Audiencia de Quito, quién
por sus ideas como defensor de los valores del país frente al poder
colonial fue desterrado a Bogotá, donde tomó contacto con Antonio
Nariño y otros patriotas independentistas neogranadinos, quienes
prontamente lo integraron a su Logia “El Arcano Sublime de la
Filantropía” convertida en un centro de reflexión política y
conspiración revolucionaria.
Se entienden entonces las
actuaciones futuras del ya querido hermano Camilo Henríquez y la
relación entre Chile y Ecuador desde esas fechas, de amplia amistad
y nutridos contactos. Y también similitudes, pues Henríquez editó
el primer diario de Santiago: “La Aurora de Chile”.
En esos tiempos, al vincularse
operativamente las logias americanas en el proceso de emancipación
política, su crecimiento fue impetuoso y los hermanos pudieron
desarrollar formas especiales de fraternidad debido a las guerras.
La masonería en Ecuador, como en
toda Latinoamérica, nace como resultado de la influencia ideológica
francesa, con un fuerte grado de operatividad, y con gran presencia
de las Logias Lautarinas, aclarando que no hubo vínculos con la
fuerte masonería norteamericana, lo que le dio características
propias latinoamericanas.
Luego de la independencia y sus
problemas políticos internos, la masonería perdió fuerza en
Ecuador pero renació con el liberalismo, se reorganizaron las logias
y vino la tremenda lucha entre liberales y conservadores católicos.
En esa época los “momios”
chilenos hicieron pactos con los “curuchupas” ecuatorianos para
llevar adelante un lamentable hecho histórico, motivado en intereses
económicos, conocido como la “venta de la bandera”.
El líder liberal querido hermano
Eloy Alfaro, entre 1895 y 1911 gobernó al país siguiendo principios
masónicos, instaurando un Estado laico, con libertades públicas y
avances sociales para los sectores más desposeídos (cementerios
laicos, educación para todos, divorcio matrimonial y mucho respeto
para la mujer, dentro de una extensa lista de interesantes hechos
sociales).
Abrumada por estos acontecimientos,
la derecha política y religiosa recuperó el poder; encarcelaron y
luego asesinaron a Eloy Alfaro; lo arrastraron por las calles de
Quito al grito de ¡mueran los masones!; además, quemaron su cadáver
en una plaza, hecho que se recuerda como la “hoguera bárbara”.
La masonería pierde nuevamente su
influencia, el liberalismo decae fuertemente y la gente vuelve su
vista a la izquierda. Destacados masones de la época se esforzaron
para recuperar a la masonería ysurgieron posturas socialdemócratas.
En Chile toma fuerza el Partido Radical. Posteriormente, en Ecuador,
el Partido Izquierda Democrática logra en 1988 que Rodrigo Borja
Cevallos llegue a la presidencia del país y junto a él un amplio
contingente de ministros y asesores, miembros de la Gran Logia
Equinoccial. Su gestión fue reconocida por su gran progreso social y
honestidad.
Algunos hermanos chilenos, entre los
muchos exiliados, colaboramos ampliamente durante ese Gobierno,
especialmente en el campo de la educación y la cultura. Hubo éxitos
excelentes en los campos de alfabetización, aportes culturales en
los colegios secundarios, respeto a las diversas etnias y educación
bilingüe en quichua.
Este intenso trabajo “operativo”
me permite conocer a un importante hombre de la cultura
latinoamericana, el maestro Oswaldo Guayasamín.
Compartí su arte maravilloso
personalmente con él, su entorno familiar y fundamentalmente con su
hijo Pablo, hasta el presente. Pude gozar de sus concepciones
sociales enraizadas en el sufrimiento de los más desposeídos y
dialogar sobre sus posiciones de izquierda política.
Su conciencia sobre la problemática
social está reflejada en su obra pictórica. En largas
conversaciones, junto a un vaso de vino chileno, decía entre muchas
cosas interesantes: “pintar es una forma de oración”, “quiero
que todo sea nítido con un mensaje sencillo y directo”, “busco
intensamente ser como los demás y no parecerme a nadie”.
Sus pinturas reflejan los males de
varios siglos de los pueblos originarios de América y en ellas quiso
denunciar la barbarie social. Sus cuadros reflejan un gran dolor por
tanta injusticia, guerras, genocidios y luego por las dictaduras
militares y sus secuelas de terrorismo y muerte.
Sus biógrafos dicen que su creación
pictórica fue muy rica, con más de cuatrocientos retratos y casi
cuatro mil cuadros, en los que utilizó las técnicas del óleo, el
dibujo, el grabado y la acuarela. Muchos de sus cuadros fueron
presentados en diversas exposiciones en Chile y hace no mucho, como
estreno mundial, 200 de sus dibujos, guardados en su entorno
familiar, se expusieron en la Municipalidad de Las Condes, en cuya
inauguración participamos algunos hermanos y hermanas.
Este hecho sirve para destacar la
excelente relación con Chile del maestro y de la Fundación que
lleva su apellido, lo que comienza con su admiración por Gabriela
Mistral y su cordial contacto de siempre con Pablo Neruda y Salvador
Allende. Pero además, fue de mucha importancia el apoyo brindado a
los trabajadores e intelectuales chilenos que llegamos al Ecuador
obligados por la brutalidad militar. Réplicas de su cuadro “Lágrimas
de Sangre” fueron banderas de lucha de nuestro exilio por todo el
mundo. Pintado luego del 11 de septiembre de 1973, como parte de la
serie “La Edad de la Ira”, cuya dedicatoria dice: “Homenaje a
Salvador Allende, Pablo Neruda y Víctor Jara… nosotros, los
pueblos”.
Guayasamín se ha incorporado a la
historia cultural de nuestro continente y es considerado uno de los
grandes del arte mundial. Sus características líneas rectas, duras
y con variados juegos de luces son impactantes, a veces con ira,
otras con ternura, pero siempre entregando el mensaje social de un
pintor de excepción.
Completo esta triada con una
experiencia cultural en que tuvo mucho que ver la fraternidad
masónica internacional y el maestro Guayasamín.
Recuerdo que en el año 1995, el
Centro Ítalo Ecuadoriano, entidad cultural integrada por masones
“operativos” de Ecuador, Chile e Italia, inauguró en la Sala
Sironi del Palacio de la Información de Milán, la muestra
antológica del maestro Oswaldo Guayasamín “El tiempo que me ha
tocado vivir”, con 106 originales de sus pinturas, los que causaron
admiración y excelente crítica. La exposición se prolongó por
casi dos meses, con grandes elogios y buena cobertura de prensa.
Previo a la inauguración de la
muestra, y organizado en paralelo al evento pictórico, se realizó
un Foro en defensa de los Derechos Humanos en el mundo, con el
patrocinio y financiamiento de la Societá Umanitaria de Milán,
entidad masónica lombarda dependiente del Gran Oriente de Italia,
que llevó el nombre de “Le Matite Spezzate” nombre sacado de la
película argentina “Los lápices quebrados”.
En este foro participaron, junto al
maestro Guayasamín, quien estuvo acompañado por su hijo Pablo y su
yerno Alfredo Vera, destacadas personalidades y autoridades
italianas; además importantes defensores de los derechos humanos de
América; el ex presidente ecuatoriano don Rodrigo Borja; de Chile el
senador y querido hermano Anselmo Sule Candia y la diputada Isabel
Allende Bussi, hija del querido hermano Salvador Allende.
En septiembre la muestra fue
trasladada a Roma y presentada en los magníficos salones del
Instituto Ítalo Latino Americano “I.I.L.A.”, entidad que
auspició la muestra, la cual se presentó hasta el mes de diciembre
con amplia cobertura de los medios y admiración por la obra. El Gran
Oriente de Italia prestó su más amplia colaboración y el
Representante de la G. L. Equinoccial querido hermano Giovanni
Parapini, como destacado organizador.
El año finalizó con la firma en
Quito de un convenio cultural patrocinado por el Centro Ítalo
Ecuadoriano, la Fundación Guayasamín y el I.I.L.A.
Como primer resultado del acuerdo,
la famosa Galería de los Uffizi de Florencia le solicitó al maestro
Guayasamín su autorretrato, el que fue incorporado en abril de 1996
a la “Sala de los Famosos”, junto a los más grandes pintores del
mundo, desde Rafaello Sanzio a Pablo Picasso, quienes también
entregaron en vida y personalmente sus obras, como son las normas del
Museo.
Para terminar esta tercera estampa
les cuento que en julio de 2008 visitó Quito el Gran Maestro del
Gran Oriente de Francia, querido hermano Pierre Lambicchi, quién fue
recibido por autoridades del Gobierno Provincial y participó en una
gran tenida del Gran Oriente del Ecuador. Para realizar la Tenida de
Gala se instaló un Templo en Campaña en el auditorium del Museo de
la Fundación Guayasamín.
El recuerdo de estos hechos me ha
hecho pensar que ninguno de los problemas, preocupaciones y
actividades que atañen al ser humano de hoy deben ser ajenos a las
preocupaciones masónicas, más aún, “el masón debe estar en el
centro de la encrucijada social y no al margen de ella”. Teniendo
presentes los postulados básicos de Libertad, Igualdad y
Fraternidad, los masones debemos propugnar la justicia social,
combatir los privilegios, defender la libertad de expresión y
mantenernos en un lugar de avanzada en el proceso evolutivo e
integrador del ser humano y de la sociedad. Debemos destacar los
valores humanos y procurar la fraternidad universal, en especial la
latinoamericana, pues somos países similares en sus problemas
sociales, igual historia, idioma común, que pretendemos la felicidad
de todo el pueblo, es decir somos una sola Nación.
Estas breves y fraternales historias
cumplen estos requisitos… según lo estimo.
(Este trabajo fue presentado en la
Gran Logia Mixta de Chile en 2010 )
Fuente:
https://academiafrancmasonicaecuatoriana.wordpress.com/2011/01/06/tres-pinceladas-que-se-entrelazan/#more-499