viernes, 21 de octubre de 2016

EN EL MUNDO MASÓNICO HAY MUCHO QUE CORREGIR (Por Guillermo Fuchslocher)

Resumen: Este corto trazado plantea que en masonería hay mucho que corregir para estar a tono con los tiempos y necesidades de la humanidad. Los principios deben anteponerse y los objetivos masónicos son ser mejores y mejorar la sociedad. Para cumplir estos objetivos hay que prepararse en las logias pues la docencia aporta la teoría, pero ella debe concretarse en praxis. El problema es ser solo teóricos y no hacer nada en la sociedad. Esto se debe a estructuras de poder que no están al servicio de las logias, a la distracción en estructuras o altos grados, a la vanidad, a estudios simbólicos y rituales convertidos en fines, a la docencia parcializada que promueve dogmatismo e intolerancia, a la sobredimensión de lo administrativo, a luchas de poder y regularidades, a la mentalidad subordinada y colonial, y a no dar importancia al trabajo tesonero. Las desavenencias acaban con la fraternidad y desperdician la fuerza de hermanos y hermanas en conflictos absurdos, mientras ciudadanos comunes trabajan para enfrentar los lacerantes problemas del mundo actual. Concluye afirmando que los masones se hacen al Oriente de las columnas pero hacer masonería es una tarea al Occidente de las mismas.


En el mundo masónico hay mucho que corregir si queremos estar a tono con los tiempos y con los cambios que requiere la humanidad. Y para eso es necesario hablar, intercambiar ideas, y no utilizar la muletilla de un mal entendido secreto masónico como pretexto para encubrir nuestras inconsecuencias. El verdadero secreto masónico es una vivencia íntima.


Para este necesario intercambio de ideas comparto las siguientes conclusiones que he sacado como consecuencia de mi vivencia masónica:


1. Pienso que en masonería se pierde fácilmente de vista que los principios deben estar por encima de cualquier otra cosa, y que todo lo que hagamos debe tener relación directa con ellos. Esta pérdida de visión hace que desperdiciemos el tiempo en una serie de actividades que pensamos son importantes pero que en realidad no lo son.


2. Considero que los principales objetivos que tenemos son:


a) esforzarnos en ser cada día mejores en el plano individual, no solo de palabra, sino en los hechos y desde la perspectiva de quienes están relacionados con nosotros en los distintos ámbitos en los que nos desenvolvemos; y


b) realizar acciones concretas en el seno de la sociedad, con el objetivo de aportar a que esta sea cada vez más libre, más igualitaria y más fraterna.


3. Para prepararnos a fin de cumplir estos objetivos seguimos un proceso formativo gradual y simbólico, y estamos agrupados en logias que coordinan nuestras acciones. A su vez, el cometido de las grandes logias u orientes es coordinar y facilitar el accionar logial.


4. La docencia masónica nos brinda una TEORÍA, pero nosotros, individual y grupalmente, estamos llamados a convertir dicha teoría en PRAXIS. Si esta praxis tiene efectos positivos podremos decir que estamos logrando la TRASCENDENCIA masónica.


5. Los trabajos logiales son TEÓRICOS, en función de la docencia, del análisis de la sociedad en la que nos toca actuar, y de la determinación de cómo aplicar nuestros principios a realidades concretas en el aquí y el ahora, y PRÁCTICOS, en función de coordinar y ejecutar proyectos que concreticen la teoría. Por esto, un “Programa de Trabajo” no es un “Programa de trabajos”, pues el objetivo de la docencia es formar masones, incluso masones ilustrados, pero que actúen en la sociedad. Uno de los grandes problemas que afrontamos es que solo nos quedamos en la teoría y no hacemos nada en la práctica, en la sociedad, para que esta mejore.


6. Considero que lo señalado en los puntos anteriores es lo esencial, pero que ello se ve limitado o impedido por diversos factores:


a) La creación o mantenimiento de estructuras de poder que en lugar de estar al servicio de las logias, para facilitar y coordinar su trabajo, pretenden controlarlas e imponerse sobre ellas.


b) La distracción de muchos hermanos de sus cometidos esenciales en sus logias, por dedicar su tiempo a las estructuras de poder de la Gran Logia o del Gran Oriente, e incluso a las estructuras de poder supranacionales.


c) La distracción de los maestros por dedicarse a hacer una “carrera masónica” consistente en obtener “altos grados”. Estos grados resultan perjudiciales cuando cobran prioridad por sobre la dedicación logial, principalmente en tiempo, cuando traen consigo conflictos de poder entre hermanos u organizaciones, cuando facilitan el control de los hermanos que pueden otorgar grados por sobre los hermanos que aspiran a ellos, cuando se centran solo en estudios teóricos omitiendo o minimizando la praxis, y cuando la mayoría de los sistemas que los administran no solo no impiden que su posesión sea conocida y ostentada, sino que la promueven, pues ello otorga más poder a quienes otorgan dichos grados.


d) La vanidad y atentados a la igualdad y fraternidad, que traen consigo los mandiles y bandas vistosas y la ostentación de condecoraciones, cargos y grados.


e) La sensación de poder ficticio que dan los altos cargos y grados, que no solo alejan a unos hermanos de sus demás hermanos, sino también de la sociedad, haciéndoles creer que son una élite, bajo una concepción no democrática similar a la de los viejos partidos de notables.


f) Convertir al simbolismo, la ritualidad y otros estudios masónicos en un fin en sí mismo, en lugar de considerarlos medios que deben llevarnos a la praxis individual y social.


g) La docencia parcializada, que en lugar de informar sobre las diferencias y promover su respeto transforma a las logias en escuelas de dogmatismo e intolerancia.


h) La sobredimensión de lo administrativo y lo jurídico que convierte a las logias y organizaciones masónicas en estructuras burocráticas.


i) Las luchas de poder por patentes, regularidades, territorios, ortodoxias o heterodoxias doctrinales, etc.


j) La mentalidad subordinada y colonial que depende para la acción de lo que digan autoridades masónicas nacionales o potencias extranjeras, en lugar de confiar en la base del poder democrático, es decir el pueblo masónico que está en las logias.


k) Pensar que el desarrollo masónico o de uno de sus ritos en particular, en cuanto especial concepción del quehacer masónico, depende de la distribución de patentes y grados, en lugar del trabajo tesonero de los masones y masonas en las logias y de éstas en la sociedad, de acuerdo a sus principios.


Desde mi punto de vista, las desavenencias y conflictos no solo acaban con la fraternidad, sino que mantienen a una fuerza potencial de hermanas y hermanos valiosos enfrascados en discusiones y conflictos absurdos, perdiendo su tiempo, mientras los ciudadanos comunes de todo el mundo, que no han sido formados en templos masónicos, alzan su voz frente a la injusticia, mientras hay 26 países en que la gente se muere literalmente de hambre, mientras se violan los derechos humanos, mientras crece la xenofobia y en pleno siglo XXI se pretende crear guetos, mientras 400.000 migrantes han sido expulsados de los EEUU solo en el último año, mientras se destroza la naturaleza. Definitivamente pienso que el “hacerse” masones nace y se desarrolla al Oriente de las columnas, pero el “hacer” masonería es un cometido al Occidente de las mismas, en la sociedad, en el mundo.


Quito, 19 de octubre de 2011, c:. g:.


Fuente: https://academiafrancmasonicaecuatoriana.wordpress.com/2011/10/21/en-el-mundo-masonico-hay-mucho-que-corregir/#more-262